Los clientes de Mercedes-Benz que buscaban ser indemnizados por los motores diésel manipulados ganaron parte del proceso, según la decisión judicial alemana emitida este jueves, en uno de los muchos aspectos legales del ‘dieselgate’.
El tribunal de Stuttgart decidió que el fabricante de automóviles había instalado «dispositivos de desactivación no autorizados» que limitaban la purificación de los gases de escape del diésel en ciertos automóviles.
La decisión revelada ahora abre el camino a reclamaciones individuales de indemnización por parte de los clientes que se consideran perjudicados, sin embargo, el grupo Mercedes indicó que apelará la decisión.
Cabe recordar que alrededor de 2800 clientes se habían unido a la acción colectiva lanzada en 2021 por la Federación de Organizaciones de Consumidores Alemanes (VZBV).
El tribunal de Stuttgart rechazó ciertas partes de la queja, relacionadas, en particular, con la naturaleza intencional o no intencional del engaño y con los tipos de modelos involucrados. Con esta decisión, «se han sentado ahora bases importantes para las reclamaciones de indemnización», declaró la VZBV en un comunicado.
En respuesta al fallo, Mercedes reiteró su opinión de que «la interpretación de las disposiciones extremadamente complejas (sobre los dispositivos infractores) era, al menos, defendible en ese momento; y no se hizo, en ningún caso, con la intención de actuar ilegalmente».
En 2021, la asociación de consumidores estimó que “hasta 50,000” vehículos de Mercedes serían afectados por los artificios de emisión de CO2, un número mucho menor que el proceso que se interpuso contra VW, el principal fabricante afectado por el ‘dieselgate’.
En la acción colectiva anterior, la primera de su tipo en Alemania, la organización de defensa del consumidor ganó un juicio que terminó en 2020 con un acuerdo extrajudicial entre VW y los demandantes.
Según el VZBV, casi 250,000 clientes del fabricante recibieron una indemnización por un total de aproximadamente €750 millones.
Recordemos que Volkswagen admitió, en septiembre de 2015, haber equipado hasta 11 millones de motores de automóviles en todo el mundo con un ‘software’ capaz de manipular los niveles de emisiones, desencadenando el escándalo ‘dieselgate’.