¿Llegará mucho frío, puede congelarse el combustible en el depósito de su automóvil o alterarse y afectar el sistema de inyección?
¿Va a salir por trabajo o vacaciones y va a dejar el automóvil estacionado en la calle durante esta semana con temperaturas muy bajas, a veces negativas durante varios días seguidos? ¿Podría el combustible congelarse en el depósito o alterarse y afectar el sistema de inyección?
La producción de combustibles cumple con especificaciones técnicas, incluyendo los puntos de solidificación y fusión, que se ajustan de país a país según las características climáticas locales. Esto significa que, en teoría, no hay un peligro real de congelación de los combustibles en los depósitos o tuberías, ni el riesgo consiguiente de dañar los sistemas de inyección, incluso cuando las temperaturas más bajas se presentan en el país.
En Portugal, por ejemplo, para los meses de invierno, la temperatura mínima de filtrabilidad del diésel debe ser de -10º C, mientras que en países del norte de Europa puede alcanzar valores inferiores a -30º C. Es cierto que muchos vehículos ya tienen sistemas de calentamiento del diésel que facilitan la filtración, permitiendo enfrentar situaciones de amplio rango en las temperaturas mínimas.
El problema es causado por la parafina, una cera contenida en el diésel. En caso de mucho frío, esta cera líquida se solidifica, cristaliza y estos cristales obstruyen el filtro de combustible. El motor deja entonces de recibir diésel y se detiene. Los aditivos especiales evitan esta solidificación.
En el caso de las gasolinas, 95 o 98, aunque es cierto que comienza a cristalizarse a -40º C, su temperatura de solidificación (o congelación) es inferior a -100º C, mientras que la temperatura de fusión de su componente principal (bencina o esencia del petróleo) es inferior a -60º C, lo que hace que sea el combustible utilizado incluso en vehículos pesados en zonas con climas extremadamente fríos.