El Gran Premio de Austria de Carlos Sainz se convirtió en una pesadilla ardiente cuando su coche Williams F1 experimentó un incendio en el pitlane antes de la carrera, sumando a su ya desastroso fin de semana. Los problemas comenzaron durante la clasificación cuando Sainz enfrentó problemas de frenos y daños en el fondo del coche, lo que afectó severamente su rendimiento. Comenzando en la 19ª posición, sus esperanzas de mejorar se desmoronaron cuando su coche se detuvo en la parrilla antes de que comenzara incluso la vuelta de formación.
A pesar de los esfuerzos por hacer que el coche se moviera nuevamente, Sainz continuó luchando con problemas de frenos, lo que lo obligó a regresar al pitlane. Sin embargo, al llegar al final del pitlane, un aterrador incendio estalló en los frenos traseros de su Williams, deteniendo su participación en la carrera antes de que pudiera comenzar. Los comisarios extinguieron rápidamente las llamas, pero el daño era demasiado extenso para que las reparaciones se completaran a tiempo para el inicio retrasado de la carrera.
Sainz expresó su frustración a su ingeniero, destacando los problemas de frenos en curso, enfatizando aún más el giro desastroso de los acontecimientos. Con su fin de semana terminando en llamas, el piloto español enfrentó una amarga conclusión en el Gran Premio de Austria, dejando a los aficionados y comentaristas en estado de shock por el repentino y dramático final de su carrera.