Fixos, móviles o de velocidad media, las tipologías de radares más comunes para combatir el exceso de velocidad no son precisamente adoradas por la abrumadora mayoría de los conductores, que defienden enfoques más… didácticos, de prevención. Como son, por ejemplo, los llamados radares pedagógicos, cuyo objetivo es solo alertar al conductor de la infracción, sin penalizarlo por ello.
Seguramente ya se ha encontrado con uno de estos dispositivos, más comunes en carreteras secundarias o en el interior de las localidades, que incorporan los mismísimos sistemas de medición de velocidad instantánea, utilizando cámaras y radar láser, con un radio de acción entre 50 y 300 metros, conectado al panel LED informativo, que varía en función de la necesidad: difundiendo un mensaje amable cuando la velocidad es legal, normalmente la figura popular de una sonrisa. O mostrando una «cara» triste cuando se sobrepasan los límites de la vía.
El objetivo es concienciar a los conductores, disuadirlos de sobrepasar los límites de velocidad para reducir el riesgo de accidentes, en lugar de multar. Aunque las autoridades reconocen que la duda que generan en varios automovilistas también hace que la tendencia natural sea levantar el pie del acelerador. ¿Multarán o no multarán…?