En un giro impactante de los acontecimientos en el Gran Premio de Japón, Carlos Sainz se encontró en una situación complicada después de que una muy necesaria pausa para ir al baño resultara en una multa considerable de la FIA. El incidente provocó la indignación entre los pilotos, con George Russell liderando la defensa de Sainz y criticando al organismo regulador por sus políticas de aplicación estrictas.
Apodado como un «poo bastante caro» por Russell, el incidente se desarrolló cuando Sainz llegó solo cinco segundos tarde para el himno nacional debido a un problema estomacal confirmado por los médicos. A pesar de su razón válida, Sainz recibió una multa de €30,000, de los cuales €20,000 fueron suspendidos, dejando a muchos cuestionando la equidad de la sanción.
Russell, presidente de la Asociación de Pilotos de Gran Premio, expresó su frustración, afirmando: «Es desafortunado que la FIA no escuche las preocupaciones de los pilotos sobre multas como la que le impusieron a Sainz.» Enfatizó la necesidad de colaboración y comprensión por parte del organismo regulador en lugar de sanciones estrictas que no consideran los desafíos y preocupaciones genuinas de los pilotos.
Sainz, conocido por su puntualidad y profesionalismo, estaba visiblemente decepcionado por la situación, calificándola de «sh***y.» A pesar de estar apenado por su tardanza, planteó puntos válidos sobre las exorbitantes multas impuestas y cuestionó a dónde va el dinero recaudado de tales sanciones.
El incidente ha reavivado el debate sobre las estrictas regulaciones de la FIA y la necesidad de un enfoque más matizado que tenga en cuenta las circunstancias únicas que los pilotos pueden enfrentar durante los fines de semana de carrera. A medida que la comunidad de F1 lidia con este controvertido tema, el enfoque se desplaza hacia encontrar un equilibrio entre la disciplina y la comprensión en el mundo de alta presión del automovilismo.