La saga en curso entre 23XI Racing de Michael Jordan, Front Row Motorsports (FRM) y NASCAR sigue intensificándose, sin resolución a la vista. Esta disputa legal, nacida de frustraciones sobre el acuerdo de charter de 2025 vinculado al próximo acuerdo de derechos de medios, ha arrastrado al deporte a una feroz y pública batalla que no muestra signos de desescalada.
Un Breve Resumen: Las Raíces de la Disputa
El sistema de charter de NASCAR fue introducido en 2016 como una forma de proporcionar a los equipos un grado de estabilidad y ingresos garantizados. Sin embargo, desde entonces se ha convertido en una fuente de controversia, particularmente a medida que NASCAR busca renovar sus acuerdos junto con el nuevo acuerdo de derechos de medios. La mayoría de los equipos de la Copa firmaron a regañadientes el nuevo acuerdo bajo los términos de NASCAR, pero dos equipos—23XI Racing, co-propiedad de Jordan y Denny Hamlin, y FRM—se negaron, citando prácticas injustas.
Esta resistencia culminó en una demanda conjunta antimonopolio, alegando que NASCAR ha estado abusando de su poder para suprimir la competencia y forzar a los equipos a cumplir.
La Guerra de Palabras se Intensifica
El tira y afloja legal ha estado lleno de acusaciones y juegos de poder. El último movimiento de NASCAR implica la presentación de quejas procesales, alegando que las nuevas acusaciones introducidas por 23XI y FRM no estaban incluidas en la moción original y deberían ser eliminadas o requerir una respuesta. Según el periodista Bob Pockrass, NASCAR argumentó que los equipos introdujeron “nueva información” en su respuesta a la respuesta inicial de la liga, lo que provocó un tira y afloja procesal.
Denny Hamlin, nunca conocido por andar con rodeos, echó más leña al fuego al tuitear de manera críptica, “Tuit bien escondido”, en respuesta al informe de Pockrass. Este comentario, aunque vago, parece insinuar capas más profundas de tensión y quizás más revelaciones por venir.
Las promesas a Tony Stewart provocan controversia
En un nuevo giro, hay acusaciones de que NASCAR hizo promesas incumplidas al propietario del equipo Tony Stewart, relacionadas con los contratos y el apoyo operativo. Se informa que NASCAR sugirió que ciertos contratos serían transferidos a FRM y 23XI, condicionados a su retirada de la demanda. Estas condiciones, que algunos ven como coercitivas, solo han animado a Jordan y Hamlin a profundizar aún más.
Stewart, un ex piloto y destacado propietario de equipo, hasta ahora se ha mantenido en silencio sobre el asunto, pero las implicaciones son claras: esto no es solo una batalla legal, es un ajuste de cuentas para la gobernanza de NASCAR y su relación con los equipos.
¿Qué está en juego?
Esta disputa trata de mucho más que cartas o reclamaciones antimonopolio. Para NASCAR, lo que está en juego es existencial, ya que este desafío legal cuestiona su control casi monopólico sobre el deporte. Para 23XI Racing y FRM, es una lucha por la equidad y el trato justo, una que podría remodelar fundamentalmente la forma en que NASCAR interactúa con sus equipos.
Mientras tanto, el deporte corre el riesgo de alienar a los aficionados y patrocinadores, ya que esta disputa pública distrae de la acción en la pista. Con cada ataque verbal, disputa procesal y tuit críptico, la tensión crece, dejando a muchos preguntándose si NASCAR podrá salir ileso.
¿Qué sigue?
La próxima audiencia procesal será crítica para determinar cómo avanza el caso. Sin embargo, está claro que ambas partes se están preparando para una lucha larga y ardua. Si el drama en la sala del tribunal termina en un acuerdo o en un fallo histórico, está por verse, pero una cosa es segura: la gobernanza de NASCAR y las futuras relaciones con los equipos están en juego.
¿La única certeza? Este no es el último titular que veremos sobre este enfrentamiento de alto riesgo.