Max Verstappen quedó desconcertado por el sorprendente descenso en el rendimiento de Red Bull en Austria, ya que el equipo se aleja «millas» de sus estándares habituales. El piloto neerlandés enfrentó un decepcionante séptimo lugar en la sesión de clasificación del Gran Premio de Austria, marcando su peor resultado desde la carrera de Baréin a principios de esta temporada.
Las esperanzas de Verstappen por una clasificación sólida se desvanecieron cuando no pudo completar una última vuelta rápida debido a un giro de Pierre Gasly, lo que resultó en la exhibición de banderas amarillas y obstaculizó las posibilidades de otros pilotos. A pesar de su frustración, Verstappen terminó casi un segundo detrás del poleman Lando Norris, enfatizando la significativa caída en el rendimiento.
Describiendo su coche como «inconducible» durante la Q2, Verstappen expresó su confusión sobre la repentina pérdida de equilibrio y rendimiento, que sintió solo en una curva a lo largo de la sesión. Este contratiempo inesperado ha generado preocupaciones para el equipo mientras se preparan para la carrera, con Verstappen admitiendo incertidumbre sobre su competitividad frente a los rivales Ferrari y Mercedes.
El enfoque de Verstappen sigue siendo maximizar su rendimiento durante el fin de semana de carrera, reconociendo la necesidad de analizar y abordar los problemas que afectaron su sesión de clasificación. Con dudas persistentes sobre el equilibrio y el ritmo del coche, el equipo de Red Bull enfrenta una tarea desafiante para reagruparse y ofrecer un rendimiento sólido en la próxima carrera.