Max Verstappen, el actual rey de la Fórmula 1, ha hecho una sorprendente revelación sobre sus sentimientos hacia los controvertidos coches de efecto suelo que han dominado el deporte en los últimos años. A medida que se prepara para los inminentes desafíos de la temporada 2026, Verstappen ha expresado su alivio por despedirse de la era caracterizada por estas máquinas de alta tecnología que, aunque le han traído un éxito monumental, también han afectado su bienestar físico.
La superestrella holandesa, que ha conseguido tres de sus cuatro títulos mundiales conduciendo estos vehículos de efecto suelo, junto con un asombroso total de 51 victorias y 35 pole positions, ahora está listo para un nuevo comienzo. Es inequívoco en su evaluación: «No echaré de menos estos coches.» Esta declaración es un shock considerando sus notables logros, sin embargo, la honestidad de Verstappen arroja luz sobre los problemas subyacentes con estas bestias de carreras.
Verstappen señala que los mismos objetivos establecidos por el maestro regulador de la Fórmula 1, Ross Brawn, en 2022, han fracasado en última instancia. La promesa de permitir a los pilotos seguir de cerca a sus rivales en aire sucio ha sido considerada poco realista, ya que los problemas con estos coches se han vuelto cada vez más evidentes. Si bien pueden haber mostrado cierta promesa inicialmente, Verstappen cree que no cumplieron con las expectativas, particularmente a medida que avanzaba el desarrollo del vehículo.
Reflexionando sobre la experiencia de conducción, Verstappen afirma con franqueza: «Al principio, seguir a otros era agradable, pero con el tiempo se volvió menos disfrutable.» Aunque reconoce que estos modelos más nuevos ofrecen un mejor manejo en ciertos escenarios, los contrasta marcadamente con los coches más antiguos de 2015-2016, señalando el extremo subviraje y sobreviraje que plagaban esos modelos anteriores. «La carga aerodinámica es menor, y el rebufo no es lo que solía ser; no es suficiente para adelantar,» añade, subrayando su insatisfacción con el estado actual de la competición.
El desgaste físico también ha sido significativo. «Mi espalda se está desmoronando, y mis pies siempre duelen,» revela. Es un recordatorio contundente de que la búsqueda de velocidad y excelencia en la Fórmula 1 tiene un precio. A pesar de su éxito, la incomodidad que siente es un testimonio de las exigencias agotadoras que se imponen a los pilotos hoy en día. Incluso hace una comparación con el motocross, sugiriendo que, aunque es un deporte duro, no viene con las mismas quejas que tiene con la maquinaria actual de la F1.
A medida que la Fórmula 1 mira hacia el futuro, la crítica franca de Verstappen sirve como un llamado de atención. Con la temporada 2026 en el horizonte, está claro que son necesarios cambios, no solo por el espectáculo de la competición, sino por el bienestar de los atletas que arriesgan sus vidas en la pista. La era de los coches de efecto suelo puede estar llegando a su fin, y Verstappen está más que listo para abrazar el próximo capítulo de su ilustre carrera, dejando atrás la incomodidad y los desafíos que han acompañado esta evolución a alta velocidad. ¿Responderá el deporte a su llamado de cambio? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: Max Verstappen no es solo un campeón; es una voz por un futuro más brillante y cómodo en la Fórmula 1.









