En una de las actuaciones más sensacionales de su carrera en Fórmula 1, Max Verstappen llevó su Red Bull del 17º lugar en la parrilla al primer puesto, conquistando el circuito de Interlagos, empapado y traicionero. Al cruzar la línea de meta, Verstappen casi selló su campeonato con una actuación que dejó a su rival por el título, Lando Norris, lidiando con lo que podría haber sido una carrera definitoria para el campeonato.
Partiendo desde la pole, Norris tuvo la oportunidad de cerrar la brecha con Verstappen, pero fue George Russell quien avanzó al frente en la Curva 1, dejando inmediatamente a Norris en las posiciones inferiores. Mientras tanto, Verstappen, sin desanimarse por su posición de salida, lanzó una asombrosa carga, ganando ocho lugares al final de la primera vuelta y subiendo al quinto antes de que comenzara la fase de paradas en boxes.
Mientras Norris y Russell entraron a boxes bajo un Virtual Safety Car, Verstappen tomó la audaz decisión de quedarse fuera. Su estrategia dio grandes frutos cuando una bandera roja en la Vuelta 33 reorganizó el orden, colocándolo en segundo lugar, por delante de Norris y Russell. Esta suerte se tornó dorada cuando el accidente de Carlos Sainz en la Vuelta 40 provocó otro reinicio del safety car, permitiendo a Verstappen arrebatar el liderato a Esteban Ocon y navegar hacia su victoria número 62 en su carrera.
Al reanudarse la carrera, los problemas de Norris se multiplicaron. Un error de frenado lo hizo caer al séptimo lugar, luchando por ritmo mientras Verstappen construía una ventaja constante, destacando la inquebrantable compostura del neerlandés. Norris, que alguna vez pareció estar en condiciones de reducir la ventaja de Verstappen en el campeonato, vio sus esperanzas desvanecerse mientras lidiaba con un McLaren poco competitivo, finalizando en la sexta posición.
El caos del GP de Brasil también proporcionó un momento brillante para Alpine. Esteban Ocon y Pierre Gasly aseguraron un extraordinario doble podio, elevando a Alpine al sexto lugar en la clasificación de constructores con una cosecha de 33 puntos, un éxito asombroso en medio de la turbulencia.
Más atrás, el caos abundaba mientras se acumulaban las penalizaciones y los pilotos luchaban por mantener sus coches en la pista. La carrera de Lance Stroll terminó antes de comenzar, ya que se salió de la pista en la vuelta de formación, y otros, incluidos Alex Albon, Nico Hulkenberg y Sainz, también no lograron finalizar debido a las condiciones difíciles.
Norris, Russell, Yuki Tsunoda y Liam Lawson todos fueron investigados por infracciones en el inicio de la carrera, dejando las clasificaciones finales en cuestión. Pero incluso si se imponen penalizaciones, el titular sigue siendo claro: la ventaja de Verstappen en el campeonato se extiende a unos contundentes 58 puntos con solo tres Grandes Premios y una sola carrera sprint restantes.
A medida que se asienta el polvo del GP de Brasil, la increíble remontada de Verstappen consolida su legado y deja a Norris preguntándose qué podría haber sido en la carrera que se suponía iba a revivir sus sueños de título.