Título: ¿Se Está Desmoronando el Legado de Ferrari? Las Luchas de Hamilton Destacan la Caída de la Scuderia en la F1
En un giro sorprendente que ha dejado a los aficionados a las carreras sin aliento, Ferrari se encuentra en el centro del desprecio y la burla, con su asociación con el campeón mundial siete veces Lewis Hamilton fallando en encender la chispa esperada en su temporada inaugural de Fórmula 1 juntos. El año 2025 era anticipado como el amanecer de una nueva era para la Scuderia, pero en su lugar, se ha convertido en una catástrofe de errores y oportunidades perdidas, dejando a los tifosi preguntándose si su amado equipo está cayendo en el olvido.
El tan publicitado cambio de Hamilton de Mercedes a Ferrari se suponía que iba a ser el movimiento de poder definitivo, especialmente después de que Ferrari casi logra el Campeonato de Constructores en 2024. Las esperanzas se dispararon cuando el SF-24 mostró promesas, pero esos sueños se han desinflado más rápido que un globo pinchado en la fiesta de cumpleaños de un niño. Las redes sociales han estallado con memes y burlas, etiquetando al equipo como un objeto de risa en medio de una serie de errores operativos. La frase “delulu over Ferrari” se ha convertido en un mantra entre la Generación Z, mientras que los aficionados mayores lamentan el declive de una institución que fue grandiosa.
Como el único equipo de élite que aún no ha asegurado una victoria en 2025, Ferrari está perdiendo rápidamente su credibilidad. La llegada de Hamilton, que vio la salida de un Carlos Sainz de alto rendimiento, se suponía que iba a elevar el rendimiento del equipo. En cambio, la fiabilidad de la Scuderia ha caído a niveles que recuerdan a una unidad de potencia Honda problemática de 2017. Detrás de las escenas, solo se puede imaginar a Hamilton cuestionándose cómo fue convencido de unirse a un equipo en tal desorden.
La raíz de los problemas de Ferrari se puede rastrear a una trifecta de problemas: el rendimiento de los pilotos, errores estratégicos y una falta de aprendizaje de los errores del pasado. Si no se controlan, estas fallas podrían significar un desastre para el futuro del equipo más allá de 2026, especialmente con la alineación de pilotos aún en cambio. La Scuderia está ahora atrapada en un ciclo peligroso, amenazando con empañar su ilustre legado.
Se han ido los días en que Ferrari dominaba la escena de las carreras con brillantez estratégica. A finales de los 90 y principios de los 2000, el equipo era reverenciado por su genio táctico, con los rivales mirando constantemente por encima de sus hombros hacia el muro de boxes escarlata. Un ejemplo destacado es Hungría 1998, donde Michael Schumacher, contra todo pronóstico, ejecutó una estrategia legendaria que dejó a McLaren en estado de incredulidad. Avancemos hasta 2025, y la noción de que Ferrari logre una obra maestra similar es recibida con risas burlonas.
La apertura de la temporada en Australia presagió un año desastroso para Ferrari. Cuando el clima impredecible golpeó el Circuito de Albert Park, los equipos rivales reaccionaron rápidamente, mientras que Ferrari, con sus pilotos al frente, dudó durante dos vueltas antes de cambiar a neumáticos intermedios, lo que resultó en que Hamilton y Charles Leclerc cayeran en la clasificación. El director del equipo, Fred Vasseur, intentó restar importancia al error, pero la admisión de que Ferrari tomó “la decisión equivocada” solo profundizó la frustración de los aficionados.
La pesadilla continuó en China, donde Ferrari enfrentó uno de los errores más humillantes en la historia de la F1: una doble descalificación por infracciones técnicas. La incapacidad del equipo para adherirse a las regulaciones básicas de altura de suspensión puso de manifiesto los problemas continuos con el SF-25, que aún no ha desbloqueado el potencial de rendimiento del efecto suelo que rivales como McLaren han explotado.
La absurdidad de las decisiones del muro de pits de Ferrari se ha convertido en una broma recurrente. La sarcástica broma de Hamilton por la radio durante la carrera de Miami—sugiriendo que su equipo tomara un descanso para el té—encapsula perfectamente la absurdidad. En Montreal, una mala comunicación llevó a Hamilton a salir de los pits en medio de un enjambre de tráfico, mientras que en Bakú, una elección amateur de neumáticos blandos en condiciones cambiantes aplastó sus esperanzas para el fin de semana.
El tan aclamado cambio de Hamilton a Ferrari ha sido todo menos un cuento de hadas. Una vez visto como un posible resurgimiento para la Scuderia, ahora es una historia de decepción. Los informantes han señalado problemas con la configuración del coche y los frenos, dejando a Hamilton luchando por adaptarse al SF-25. La dinámica entre él y su nuevo ingeniero de carrera ha sido menos que ideal, con problemas de comunicación que agravan la situación.
Mientras tanto, Charles Leclerc, una vez visto como el futuro de Ferrari, no ha estado exento de críticas. A pesar de haber asegurado cinco podios, su temporada ha estado marcada por heridas autoinfligidas—choques y errores en momentos cruciales han obstaculizado su progreso. La creciente presión sobre él para rendir solo agrava la frustración sentida en todo el equipo.
A medida que el reloj avanza hacia el final de 2025, tanto Hamilton como Leclerc están ligados a Ferrari hasta finales de 2027, pero sus futuros cuelgan de un delicado equilibrio. Con nuevas regulaciones técnicas en el horizonte, la decisión de detener todas las mejoras restantes esta temporada señala un intento desesperado de reagruparse para 2026. Sin embargo, esta arriesgada apuesta podría resultar perjudicial si los resultados no mejoran.
La junta de Ferrari tiene un historial de decisiones impulsivas, y a medida que los errores se acumulan, la paciencia se está agotando. La llegada de Hamilton vino con la promesa de poner fin a una sequía de títulos de 18 años, pero la trayectoria actual sugiere que en su lugar se está formando un legado peligroso—uno que podría ver a Ferrari regresar a los oscuros días de principios de la década de 1990.
La burla en línea generalizada es lo menos preocupante para Ferrari; el espectro de un regreso a la mediocridad se cierne sobre ellos. La Scuderia debe actuar de manera decisiva para revertir este declive, o arriesgarse a convertirse en una historia de advertencia en los anales de la historia de la Fórmula 1. Mientras el mundo de las carreras espera con el aliento contenido, una pregunta permanece: ¿la rueda de la fortuna girará favorablemente para Ferrari en las próximas carreras, o están destinados a un destino aún más oscuro?