Un movimiento sin precedentes por parte de la FIA ha enviado ondas de choque a través del mundo de la Fórmula 1, ya que Ferrari y McLaren fueron sometidos a un intenso escrutinio tras el Gran Premio de Miami.
El dominio técnico de McLaren ha sido un tema candente en la comunidad de F1, con el rendimiento notable del equipo destacándolos de la competencia. La capacidad de McLaren para gestionar el desgaste de los neumáticos, particularmente en los traseros, ha sido un cambio de juego, proporcionando ventajas significativas tanto en el ritmo de carrera como en las sesiones de clasificación.
Después de que circularan rumores sobre la legalidad del sistema de frenos de McLaren, la FIA llevó a cabo inspecciones exhaustivas tanto en Ferrari, conducido por Charles Leclerc, como en McLaren, conducido por Oscar Piastri. Esta doble inspección es un acontecimiento raro, indicando la intensa presión de los equipos rivales, especialmente Red Bull, para descubrir cualquier posible ventaja que McLaren pudiera estar explotando.
Los delegados de la FIA se centraron en examinar los cubos de las ruedas de McLaren, específicamente los conductos de freno, mientras examinaban el volante de Ferrari y los componentes relacionados como el embrague. Afortunadamente para ambos equipos, todos los elementos inspeccionados se encontraron en conformidad con las regulaciones técnicas, poniendo fin a cualquier especulación de juego sucio.
El resultado de estas investigaciones tendrá, sin duda, un impacto duradero en la temporada actual de F1, ya que los equipos se esfuerzan por superar los límites de la innovación mientras se mantienen dentro de los confines de las regulaciones. La intensa rivalidad y la búsqueda de la superioridad en el rendimiento en la Fórmula 1 continúan impulsando a los equipos a buscar cualquier posible ventaja, incluso si eso significa empujar los límites de la legalidad.