La división de cumplimiento está evaluando actualmente las alegaciones para garantizar la conformidad con los procedimientos adecuados, una práctica estándar en tales casos.
El organismo rector de la Fórmula 1, la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que actúa como autoridad reguladora, reconoció la existencia de un informe sobre posibles irregularidades por parte de ciertos miembros de su liderazgo, incluido su presidente, Mohammed Ben Sulayem.
El enfoque está en las acusaciones de que Ben Sulayem podría haber interferido en el resultado del Gran Premio de Arabia Saudita del año anterior e intentado obstaculizar el proceso de certificación para el Gran Premio de Las Vegas.
La FIA emitió un comunicado confirmando que su oficial de cumplimiento recibió un informe que describe estas posibles alegaciones contra miembros del organismo rector de la organización.
La división de cumplimiento está evaluando actualmente las reclamaciones para garantizar el cumplimiento de los procedimientos adecuados, un curso de acción habitual en tales casos.
Un aspecto significativo de la controversia, según informa la BBC, gira en torno a un incidente en el Gran Premio de Arabia Saudita de 2023, donde Ben Sulayem es acusado de intentar revertir una penalización impuesta a Fernando Alonso, de Aston Martin.
Esta alegación, atribuida a un informante no identificado, sugiere que Ben Sulayem se puso en contacto con Sheikh Abdullah bin Hamad bin Isa Al Khalifa, vicepresidente de la FIA para Oriente Medio y Norte de África, quien estaba presente en Arabia Saudita en ese momento, abogando por la cancelación de la penalización de Alonso.
Alonso había recibido una penalización de 10 segundos, además de una penalización anterior de cinco segundos, afectando su posición en la carrera.
La revocación de esta penalidad supuestamente devolvió a Alonso al tercer lugar, detrás de los pilotos de Red Bull, Sergio Pérez y Max Verstappen, planteando dudas sobre la imparcialidad del proceso de toma de decisiones.
Además, surgieron alegaciones de que Ben Sulayem instruyó a los oficiales a no certificar el circuito de Las Vegas para su Gran Premio.
A pesar de ello, un portavoz de la FIA defendió el proceso de certificación, afirmando que siguió los protocolos de la FIA en cuanto a la inspección y certificación.
El portavoz resaltó que los retrasos en la inspección se debieron a trabajos de construcción realizados por los organizadores locales, sugiriendo que el proceso de certificación no fue influenciado por intervenciones inapropiadas.
Estas alegaciones generaron controversias dentro de la comunidad de la Fórmula 1, arrojando una sombra sobre la gobernanza del deporte y planteando preocupaciones sobre la imparcialidad e integridad de su liderazgo.
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