Oliver Bearman, la joven sensación británica de las carreras, ha lanzado el guante respecto a los peligros del circuito del Gran Premio de Las Vegas. En una revelación sorprendente, Bearman calificó la pista de alta velocidad como «increíblemente peligrosa», levantando alarmas sobre su combinación traicionera de velocidades vertiginosas, poco agarre y muros que se acercan peligrosamente a los pilotos.
Si bien Bearman se ha hecho un nombre en los circuitos urbanos, anotando puntos en su debut en Jeddah y nuevamente en Bakú con Haas, sus últimos comentarios sobre el circuito de Las Vegas han causado conmoción en la comunidad del automovilismo. La temporada 2024 puede estar en marcha, pero sus preocupaciones sobre la seguridad resuenan más fuerte que nunca.
«Este es el circuito urbano más peligroso en el que he conducido,» declaró Bearman, claramente sin miedo a expresar sus opiniones. Su desdén por la pista de Las Vegas es palpable mientras expresa frustración por el agarre mínimo disponible, afirmando: «No es la combinación óptima cuando los muros están muy cerca.» La adrenalina de correr a lo largo de la icónica franja de Las Vegas se ve ensombrecida por la dura realidad del diseño del circuito, que Bearman cree que carece de medidas de seguridad suficientes.
A pesar de sus dificultades durante las sesiones de práctica iniciales, donde no brilló tanto como esperaba, Bearman constantemente superó a su compañero de equipo Esteban Ocon, una tendencia que se ha convertido en una característica de sus actuaciones recientes. Sin embargo, en lugar de centrarse en su ritmo, Bearman está fijado en los peligros inminentes del circuito mismo.
“La pista es increíblemente rápida, lo cual es peligroso. Es emocionante competir a toda velocidad en el Strip de Las Vegas, pero aparte de eso, no hay mucho positivo que decir,” lamentó, enfatizando la necesidad de una reevaluación seria de los protocolos de seguridad del circuito.
A medida que crece la emoción por el Gran Premio de Las Vegas, las duras advertencias de Bearman sirven como un recordatorio crítico de los riesgos inherentes que enfrentan los pilotos en pistas tan volátiles. ¿Escucharán las autoridades de carreras sus preocupaciones, o continuarán priorizando el espectáculo sobre la seguridad? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: las apuestas nunca han sido tan altas en el mundo de la Fórmula 1.








