Un par de incidentes espectaculares durante el Gran Premio de Gran Bretaña mantuvieron a todos al borde de sus asientos, sin sanciones impuestas a pesar de las colisiones dramáticas. Los incidentes involucraron a Isack Hadjar chocando contra Andrea Kimi Antonelli y la colisión entre los pilotos de Haas, Ollie Bearman y Esteban Ocon. Aunque los choques parecían intensos, los comisarios decidieron no intervenir, considerándolos como incidentes de carrera.
La colisión entre Hadjar y Antonelli, que ocurrió durante la 17ª vuelta bajo condiciones de Safety Car, fue particularmente peligrosa debido al clima desafiante y la mala visibilidad. A pesar de la clara dinámica del choque, los comisarios se abstuvieron de penalizar al piloto francés. Ambos pilotos explicaron que la fuerte lluvia limitaba severamente su visibilidad, lo que llevó a la colisión inevitable. Esta decisión generó controversia, ya que surgieron preguntas sobre la seguridad de mantener a los pilotos en pista en tales condiciones extremas.
De manera similar, el incidente entre los dos pilotos de Haas en la 40ª vuelta se atribuyó al asfalto mojado y al desafío de navegar por la línea de carrera seca. Ambos pilotos afirmaron que estaban compitiendo por la línea de carrera seca en la pista estrecha, lo que resultó en una colisión que hizo girar ambos coches. Los comisarios concluyeron que ninguno de los pilotos tenía una culpa significativa en el incidente, considerándolo un incidente de carrera resultante de la convergencia de movimientos en circunstancias difíciles.
A pesar de las directrices que sugieren lo contrario, los comisarios tomaron en cuenta las condiciones de la pista, la adherencia disponible y las posiciones de ambos coches en el momento de la colisión. La decisión de no asignar culpa en ninguno de los incidentes muestra las complejidades del juicio en las carreras en condiciones desafiantes, donde decisiones en fracciones de segundo pueden llevar a resultados emocionantes pero peligrosos en la pista.