El enfrentamiento legal entre NASCAR y el dúo rebelde de 23XI Racing y Front Row Motorsports (FRM) ha tomado un giro dramático. Con Stewart-Haas Racing (SHR) ahora respaldando a los demandantes, el caso ha ganado un impulso serio. Lo que comenzó como una batalla sobre los charters y la equidad económica se ha transformado en un reconocimiento más amplio sobre las supuestas prácticas monopolísticas de NASCAR.
Stewart-Haas Racing se Convierte en un Cambio de Juego
Cuando SHR de Tony Stewart anunció su sorprendente cierre a principios de este año, muchos asumieron que el equipo simplemente había caído víctima de problemas financieros. Sin embargo, los recientes desarrollos indican que la situación de SHR puede ser central para las reclamaciones antimonopolio presentadas por 23XI y FRM. ¿El problema clave? NASCAR supuestamente aprobó la venta de los charters de SHR en conversaciones privadas, solo para luego retener esa aprobación como un medio para presionar a los equipos a abandonar la demanda.
Joe Custer, presidente de SHR, fortaleció el caso de los demandantes al revelar conversaciones críticas detrás de escena:
“Los funcionarios de NASCAR me comunicaron en más de una ocasión que una vez que los Compradores presentaran sus Formularios de Aprobación de Transferencia y firmaran sus respectivos Acuerdos de Adhesión, NASCAR proporcionaría rápidamente las aprobaciones necesarias para transferir los Acuerdos de Charter a los Compradores.”
Estas afirmaciones son respaldadas por Jerry Freeze, el gerente general de FRM, quien citó una llamada telefónica con el presidente de NASCAR, Steve Phelps, en septiembre. Según Freeze, Phelps confirmó que la transferencia de la carta de SHR ya había sido aprobada, a la espera de la presentación de la documentación rutinaria.
Sin embargo, NASCAR aparentemente retrocedió en diciembre, con Phelps ahora condicionando la aprobación de la venta de la carta a que los demandantes retiraran su demanda. Freeze criticó este cambio, afirmando:
“NASCAR dejó claro que la razón por la que ahora estaba cambiando de rumbo y objetando la transferencia es porque NASCAR está insistiendo en que retiremos la demanda y las reclamaciones antimonopolio en su contra como condición para ser aprobados.”
Esta acusación añade peso a las afirmaciones de que el control de NASCAR sobre el sistema de cartas—y su capacidad para aprobar o denegar transferencias—es una herramienta para sofocar la disidencia y proteger su monopolio.
El Núcleo de la Demanda: Alegaciones de Monopolio
La demanda presentada por 23XI Racing (respaldada por la leyenda de la NBA Michael Jordan) y FRM alega una serie de comportamientos anticompetitivos, incluyendo:
- Propiedad Exclusiva de las Pistas: NASCAR posee o controla la mayoría de los lugares de la Serie Cup, impidiendo que las ligas de autos stock competidoras accedan a esas instalaciones.
- Sistema de Charter Restrictivo: NASCAR se niega a otorgar charters permanentes, dejando a los equipos a merced del proceso de aprobación del organismo sancionador para transferencias.
- Mandatos del Auto de Nueva Generación: Se requiere que los equipos compren piezas exclusivamente a proveedores aprobados por NASCAR, creando costos artificialmente altos.
- Barreras a Otras Competiciones: Los equipos con charter no pueden competir en otras series de autos stock sin la aprobación de NASCAR.
Los demandantes argumentan que estas prácticas privan a los equipos de carreras de una oportunidad justa para obtener ganancias, describiendo los acuerdos de charter de 2025 como “por debajo de los términos del mercado competitivo.”
En su última presentación, 23XI y FRM dieron un paso más, acusando directamente al presidente de NASCAR James France de usar su control sobre el deporte para eliminar la competencia e imponer condiciones injustas. Citando la dominación de la familia France desde 2018 como un factor crítico en el dominio monopolístico de NASCAR.
Defensa de NASCAR: Son Solo “Negociaciones Comerciales”
En su moción para desestimar, NASCAR ha enmarcado la demanda como poco más que un resentimiento por «negociaciones comerciales que no salieron a su favor». El organismo sancionador argumenta que:
- El valor de los charters ha aumentado constantemente, contradiciendo las afirmaciones de dificultades financieras.
- La demanda es un intento de coaccionar a NASCAR para que ofrezca mejores términos, en lugar de abordar violaciones genuinas de antimonopolio.
Sin embargo, la participación de SHR complica la defensa de NASCAR. Las revelaciones sobre aprobaciones verbales de charters—y sus posteriores reversos—agregan combustible al argumento de los demandantes de que el control de NASCAR sobre el sistema es injusto y potencialmente ilegal.
¿Qué Sucede Después? Las Apuestas Son Altísimas
El juez federal que preside el caso, Kenneth Bell, decidirá si desestimar la demanda o permitir que continúe. Si el caso avanza, comenzará el proceso de descubrimiento, otorgando a los demandantes acceso a:
- Registros financieros
- Comunicaciones internas
- Procesos de aprobación de charters
Esto expondría las transacciones financieras de NASCAR a un intenso escrutinio, revelando potencialmente disparidades en la distribución de ingresos y reforzando las afirmaciones de monopolio.
¿Son Michael Jordan y Tony Stewart los héroes improbables de NASCAR?
La participación de Stewart-Haas Racing añade un peso innegable a la demanda. El equipo de Tony Stewart, que alguna vez fue un símbolo del éxito en la serie Cup, ahora se presenta como evidencia de los desafíos económicos que enfrentan los equipos de carrera bajo el sistema actual de NASCAR. Mientras tanto, 23XI Racing de Michael Jordan aporta el poder financiero y la visibilidad de alto perfil necesaria para desafiar el statu quo de NASCAR.
Los aficionados y críticos están observando de cerca. El caso podría convertirse en un momento decisivo para NASCAR, obligando al organismo sancionador a reconsiderar su sistema de cartas, la distribución de ingresos y su modelo de negocio en general.
Por ahora, una cosa está clara: 23XI Racing, Front Row Motorsports y Stewart-Haas Racing no se están echando atrás. Ya sea que esta batalla legal reforme el deporte o se disuelva en los tribunales, el control de NASCAR sobre su monopolio está bajo más escrutinio que nunca.