En un giro dramático de los acontecimientos, dos equipos de la premier NASCAR Cup Series han tomado acciones legales contra la organización misma. Acusaciones de prácticas monopolísticas y explotación han sido lanzadas contra NASCAR por 23XI y Front Row Motorsports, dos de sus equipos líderes. La litigación en curso ha proyectado una sombra sobre el futuro de la Cup Series y del deporte en general.
El juicio presentado por 23XI y Front Row Motorsports alega que NASCAR, bajo el control de la familia France, ha monopolizado ilegalmente la escena de las carreras de autos stock de primer nivel para su beneficio personal, mientras deja de lado los intereses de los equipos, aficionados, patrocinadores y emisoras. El núcleo del argumento de los equipos se basa en la afirmación de que NASCAR ha estado sofocando la competencia al desincentivar a los equipos a participar en carreras fuera del paraguas de NASCAR, y al absorber otras series de autos stock estadounidenses.
El asunto ganó impulso tras una disputa sobre el sistema de cartas de NASCAR, que fue implementado en 2016. Estas cartas son esencialmente garantías que aseguran un lugar para los pilotos en cada carrera de la Cup Series, siempre que cumplan con ciertos criterios definidos por NASCAR. Las cartas poseen un valor intrínseco y, por lo tanto, atraen inversión externa. Los inversores pueden recuperar su inversión si se vende una carta.
Sin embargo, 23XI y Front Row Motorsports se negaron a firmar el acuerdo de extensión de la carta en 2024, a pesar de experimentar una presión significativa por parte de NASCAR. Su negativa se basó en su creencia de que NASCAR no estaba beneficiando suficientemente a los equipos. Mientras el juicio sigue sin resolverse, se les ha concedido a los equipos una orden judicial que les permite operar como equipos con carta en 2025, hasta que se alcance un veredicto.
En respuesta, NASCAR ha llevado a los equipos a los tribunales, acusándolos de violar la Ley Sherman y, por lo tanto, de infringir la ley antimonopolio. El abogado de NASCAR, Chris Yates, declaró que los equipos estaban mal utilizando las leyes antimonopolio y haciendo afirmaciones infundadas de monopolización para forzar una renegociación de los términos del charter de 2025. Yates enfatizó además que NASCAR no tenía intención ni interés en renegociar.
La demanda de NASCAR también incluye una alegación de que Curtis Polk, de 23XI y FRM, intentó organizar un boicot a una reunión de propietarios de equipos requerida por el charter y a un evento de clasificación. Aunque el segundo boicot no se materializó, NASCAR afirmó que las acciones de Polk instigaron una colusión entre los equipos para asegurar términos más beneficiosos del acuerdo de charter. En ausencia de esta colusión, argumenta NASCAR, los acuerdos de charter habrían contenido menos términos beneficiosos para los equipos de carrera.
Jeffrey Kessler, el abogado de 23XI y FRM, contrarrestó estas alegaciones, afirmando que la demanda tenía como objetivo hacer que NASCAR fuera más competitivo y equitativo en beneficio de los conductores, aficionados, patrocinadores y equipos. Expresó confianza en los méritos de la demanda y espera presentar el caso en juicio.
Mientras ambas demandas aún están bajo examen judicial, el resultado sin duda tendrá un impacto transformador en la Serie Cup y en el futuro de NASCAR. El caso pone de relieve la compleja relación entre las organizaciones deportivas y sus equipos, y el acto de equilibrio necesario para garantizar una competencia justa mientras se mantiene el crecimiento y el éxito del deporte.