Eddie Jordan, el hombre detrás de la creación de Johnny Herbert, a menudo proclamaba: ‘¡Yo te hice!’ Esta afirmación tiene raíces que se remontan a su tiempo en la Fórmula 3. Herbert, que era consciente de la propia carrera de Jordan en las carreras -una carrera digna de mención- recuerda un encuentro con Jordan al final de los Grovewood Awards en 1986.
Fue en este evento donde Jordan preguntó si Herbert ya había firmado con algún equipo de carreras. Al escuchar una respuesta negativa, Jordan tomó la iniciativa de forjar un acuerdo con Herbert, utilizando nada más que una servilleta como su contrato improvisado.
Jordan, respaldado por Stelrad, tenía aproximadamente tres cuartas partes del presupuesto requerido en su lugar. El acuerdo improvisado de la pareja marcó el comienzo de un nuevo capítulo en ambas carreras.
Aunque esta anécdota puede parecer una conversación casual entre dos corredores, tiene un peso significativo en el mundo del automovilismo. Eddie Jordan, una figura notable en las carreras, apostó por un joven Johnny Herbert, una decisión que moldeó el futuro de ambos.
Este acuerdo no planificado, grabado en una servilleta, encapsula la naturaleza impredecible y emocionante del automovilismo. Además, subraya la importancia de aprovechar las oportunidades cuando se presentan, una lección que trasciende las fronteras de las carreras y se aplica a todas las áreas de la vida.
En conclusión, la historia de Eddie Jordan y Johnny Herbert sirve como un testimonio del poder de los encuentros fortuitos y la importancia de creer en el potencial. Es un relato que sigue resonando en el mundo de altas revoluciones del automovilismo, recordándonos que a veces, todo lo que se necesita es una decisión momentánea para alterar el curso de una carrera.