El escándalo comenzó con alegaciones el lunes sugiriendo que Mohammed Ben Sulayem, el actual presidente de la FIA, intentó manipular el resultado de una carrera de Fórmula 1. Ben Sulayem ahora está enfrentando escrutinio debido a una serie de acusaciones que han salido a la luz, generando preocupaciones sobre sus acciones y decisiones. La controversia inició cuando surgieron acusaciones el lunes, indicando que Ben Sulayem intentó influenciar el resultado de una carrera de F1. La situación se intensificó el martes con la publicación de un informe acusándolo de instruir a empleados a impedir la certificación del circuito de calle de Las Vegas para carreras.
Un informante de la FIA sacó a la luz alegaciones sobre la participación de Ben Sulayem en la anulación de la penalización de 10 segundos de Fernando Alonso durante el Gran Premio de Arabia Saudita el año pasado. Se alega que esta acción restauró el tercer lugar de Alonso, lo que llevó a una investigación por parte del comité de ética de la FIA. Sin embargo, las acusaciones no se detuvieron ahí. La BBC publicó un informe basado en declaraciones del mismo informante, sugiriendo que Ben Sulayem instruyó a empleados a encontrar razones para rechazar el circuito de Las Vegas. El informante afirmó que había una directiva para identificar artificialmente problemas con la pista, a pesar de la falta de preocupaciones genuinas, con el objetivo final de retener la certificación antes del fin de semana de la carrera.
A pesar de estos esfuerzos, los empleados supuestamente consideraron el circuito seguro, lo que resultó en su aprobación para la carrera. Sin embargo, el informe de la BBC menciona que otros empleados presentes proporcionaron relatos conflictivos, agregando complejidad a la narrativa. Las motivaciones detrás del supuesto intento de bloquear la certificación del circuito de Las Vegas siguen siendo especulativas. La carrera tenía una importancia significativa para la Fórmula 1 y su expansión en los Estados Unidos, ya que Liberty Media había realizado inversiones sustanciales en el evento.
Esta controversia surge en un momento en que las relaciones entre la Fórmula 1 y la FIA están tensas, con Ben Sulayem demostrando un fuerte interés en afirmar su autoridad y buscar contribuciones financieras aumentadas de la Fórmula 1 para la FIA, que actualmente ascienden a aproximadamente $40 millones anuales. No se ha hecho ninguna declaración oficial por parte de las autoridades de la Fórmula 1 con respecto a estas acusaciones. La situación en desarrollo enfatiza la necesidad de una investigación minuciosa y la reconciliación de los relatos divergentes para descubrir la verdad detrás de estas graves acusaciones. Esto arroja luz sobre las dinámicas complejas dentro de los órganos rectores del deporte.