El drama entre dos pesos pesados de NASCAR, Kevin Harvick y Denny Hamlin, se ha intensificado, desatando una guerra de palabras a gran escala. Tras el debacle de la carrera en Kansas, donde Hamlin admitió abiertamente haber perdido la motivación después de múltiples errores en las paradas en pits, el campeón de la Copa NASCAR 2014, Harvick, no se contuvo, criticando al estrella de Joe Gibbs Racing por lo que vio como una falta de fortaleza mental.
Harvick, quien había sido un defensor vocal de Hamlin durante toda la temporada, expresó su decepción, declarando: “Te quiero, amigo, me encanta cómo conduces el coche de carreras. No me gustan las cosas que dijiste después de la carrera, y eso es mi trabajo. Lo siento.”
Hamlin, sin embargo, no tomó la crítica a la ligera. En una respuesta sarcástica en las redes sociales, publicó una cita pasada de Harvick cuando se encontró en una situación similar. No dispuesto a retroceder, Harvick respondió reiterando que solo estaba haciendo su trabajo como analista y recordando a Hamlin que sus comentarios estaban dirigidos específicamente a él y no a su equipo.
“No me gustan los comentarios sobre la debilidad mental,” respondió Harvick. “No tuvo nada que ver con tu equipo de pits. Aprecio el intento de desviar el comentario en una dirección diferente, pero tú lo dijiste. Yo no.”
«Carnicería en Talladega: Harvick Ataca a NASCAR por el Caótico Festival de Choques»
La naturaleza franca de Harvick no se detuvo con Hamlin. El veterano piloto criticó a NASCAR por la caótica carrera de playoffs en Talladega, que vio uno de los mayores choques en la historia moderna. El infame “Big One” involucró a 28 coches, dejando el campo de juego cubierto de vehículos dañados y provocando la indignación tanto de los pilotos como de los aficionados.
Harvick, visiblemente frustrado, no se contuvo al describir la naturaleza caótica de la carrera: “Tengo mucha información, pero no creo que necesite ir demasiado lejos porque fue un completo desastre… Bueno, demonios, hemos chocado suficientes coches que si no sacamos los 28 o 25 o cuántos coches estén sentados en el campo, ni siquiera sé si podemos tener una carrera.”
La brutalmente honesta evaluación de Harvick refleja la creciente frustración dentro de la comunidad de NASCAR por la aplicación inconsistente de las reglas y la gestión de las carreras. Sus comentarios subrayan la necesidad de que NASCAR limpie su imagen y aplique las regulaciones de manera consistente para prevenir tales incidentes devastadores en el futuro.
En un deporte donde los ánimos se caldean y las rivalidades son profundas, la franqueza de Harvick ha encendido un debate sobre los estándares y presiones que enfrentan los mejores pilotos, dejando claro que la batalla fuera de la pista es tan feroz como la que se libra en ella.