Después de una salida frustrante en Miami, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 Lewis Hamilton está fijando su mirada en la redención en Imola, mientras continúa su primera temporada al volante del Ferrari SF-25. En medio de rumores sobre las avanzadas mejoras en la suspensión trasera de Ferrari, Hamilton fue rápido en desestimar el ruido, eligiendo en su lugar concentrarse en lo que realmente importa: el rendimiento.
“El coche todavía tiene mucho rendimiento que no hemos podido desbloquear,” afirmó Hamilton, mostrando tanto conciencia de los desafíos que se avecinan como confianza en el potencial no explotado de su Ferrari. Aunque la primera parte de la temporada ha estado marcada por altibajos, Hamilton se mantiene resuelto en su misión de extraer cada onza de velocidad de su máquina.
Imola será la primera de una crucial serie de tres carreras en Europa, seguida del glamour y el caos de Monte Carlo, y las exigencias técnicas de Montmeló (Barcelona). Para Hamilton, este tramo de carreras no se trata solo de puntos — se trata de demostrar que él y Ferrari son una fuerza a tener en cuenta.
“No estoy aquí para conformarme,” dijo Hamilton con firmeza. “Tenemos que mantenernos positivos, ser agresivos y seguir empujando. Cada carrera es una oportunidad para cerrar la brecha, para atacar.”
Su hambre de victoria es palpable, y está claro que Hamilton está lejos de estar satisfecho con simplemente estar en la parrilla. A sus 39 años, su fuego aún arde tan intensamente como siempre — y con los Tifosi listos para rugir en Imola, el empuje de Hamilton por un podio — o más — podría marcar el punto de inflexión en su trayectoria con Ferrari.
El escenario está preparado. El campeón está listo. Imola espera.