Franco Colapinto provoca indignación en el GP de Las Vegas: «¡Idiotas! ¡Hay perros!»
En un giro sorprendente e inesperado en el reciente Gran Premio de Las Vegas, la sensación del automovilismo argentino Franco Colapinto desató una feroz crítica contra el extravagante espectáculo de fuegos artificiales que siguió a la carrera. Mientras el mundo de la F1 celebraba en un espectáculo de luces y sonido, Colapinto se pronunció por los que no tienen voz, expresando su profunda preocupación por el bienestar de los animales —particularmente los perros— que a menudo se aterrorizan con tales exhibiciones explosivas.
Durante las entrevistas posteriores a la carrera, el piloto de Alpine no se contuvo, condenando la extravagancia derrochadora que se ha convertido en sinónimo de la marca Fórmula 1, especialmente durante sus eventos de alta octanaje en los Estados Unidos. La apasionada explosión de Colapinto se ha vuelto viral rápidamente, con las redes sociales ardiendo mientras los fanáticos apoyan su mensaje.
“¿Qué está pasando? ¿Quieres hablar y están lanzando fuegos artificiales?” respondió Colapinto, visiblemente irritado por la atmósfera caótica. Cuando un periodista señaló en broma que era Las Vegas —una ciudad conocida por su vida nocturna— Colapinto replicó: “No puedo oír nada de lo que estás diciendo… ¡hay perros! ¡Hay animales… son las diez de la noche!” Su súplica sincera resonó, mientras continuaba cuestionando la lógica detrás de tales exhibiciones ostentosas. “¿¿¿¿Creen que es Navidad???? ¡La cantidad de dinero que desperdician en estas cosas es idiota!”
El alboroto por los comentarios de Colapinto destaca una creciente conciencia sobre el impacto de las celebraciones ruidosas en las mascotas y la vida silvestre, resonando con los amantes de los animales y los defensores en todas partes. Como un piloto proveniente de un país que enfrenta luchas económicas, la perspectiva de Colapinto sobre los gastos extravagantes del Circo de la F1 es particularmente conmovedora. A menudo ha sido crítico de la tendencia del deporte a gastar dinero como si fuera confeti, especialmente en un entorno tan extravagante como Las Vegas.
Aunque las declaraciones apasionadas de Colapinto pueden haber tocado una fibra sensible, queda por ver si la organización de la F1 atenderá su llamado a un enfoque más considerado hacia las celebraciones en el futuro. La carrera puede haber terminado, pero el debate sobre la ética de tales exhibiciones —y su impacto en los animales— apenas comienza. Mientras el mundo observa, Colapinto se erige como una voz solitaria abogando por aquellos que no pueden hablar por sí mismos, desafiando el statu quo de la extravagancia deportiva.








