El caos de la Fórmula 1 se desata cuando un piloto estrella enfrenta consecuencias por su necesidad de velocidad justo antes del Gran Premio de Imola. El mundo de las carreras quedó atónito cuando el regreso de Franco Colapinto al paddock se convirtió en una pesadilla de multas y contratiempos, eclipsando lo que se suponía que iba a ser un fin de semana triunfante para el piloto argentino.
El drama se desarrolló cuando Colapinto fue sorprendido excediendo la velocidad en el pit lane durante FP3, violando las regulaciones deportivas al superar el límite de 80 km/h establecido para el GP de Imola con una velocidad de 85.1 km/h. La FIA impuso rápidamente una multa de €600 a Colapinto, pero las repercusiones no terminaron ahí para el joven piloto.
La clasificación trajo más tumulto para Colapinto, ya que fue penalizado con una caída de una posición en la parrilla por abandonar el garaje prematuramente. Su infortunio alcanzó su punto máximo cuando un accidente en Q1 no solo terminó su sesión de clasificación prematuramente, sino que también destruyó sus esperanzas de mejorar su posición de salida para el Gran Premio. A pesar de mostrar promesas con un tiempo lo suficientemente rápido como para avanzar a Q2, los sueños de Colapinto se desmoronaron mientras su coche yacía en ruinas, dejándolo incapaz de continuar compitiendo en las rondas de clasificación.
Como resultado de estos incidentes, Colapinto tendrá que comenzar el Gran Premio de Imola desde P16, una gran distancia del rendimiento esperado de él por el jefe de Alpine, Flavio Briatore. La comunidad de carreras está llena de anticipación y curiosidad sobre cómo Colapinto navegará a través de los desafíos que han empañado su regreso a la pista.