En una batalla de alto riesgo por el poder, las elecciones presidenciales de la FIA se están intensificando mientras el incumbente Mohamed Ben Sulayem compite por un segundo mandato al frente. La próxima elección, que se llevará a cabo en Tashkent, Uzbekistán, el 12 de diciembre, verá un enfrentamiento de proporciones épicas, ya que la Asamblea General de la FIA, compuesta por autoridades deportivas nacionales y clubes automovilísticos de 149 países, emitirá sus votos.
El proceso electoral refleja una campaña política, con Ben Sulayem no compitiendo solo, sino como parte de una lista estratégica que abarca posiciones clave en los sectores deportivo y de movilidad. Para ser elegible, un candidato y su lista deben obtener el apoyo de un número específico de miembros deportivos y de movilidad. Cada país miembro tiene poder de voto, con un máximo de 24 votos: 12 para el deporte y 12 para la movilidad. El mecanismo de votación se lleva a cabo a través de un sistema de votación secreta supervisado por el equipo legal de la FIA y observadores designados por la asamblea.
Ben Sulayem, una figura dominante en el automovilismo con 14 títulos del Campeonato de Rally de Medio Oriente de la FIA en su haber, enfrenta un posible desafío del ex campeón de rally Carlos Sainz Sr, quien está contemplando postularse contra él. El liderazgo del actual presidente no ha estado exento de controversias, con críticas dirigidas a su gobernanza por parte de figuras dentro de la comunidad del automovilismo. A pesar del escrutinio, Ben Sulayem sigue decidido a asegurar otro mandato, sin que se haya anunciado oposición oficial hasta el momento.
Las apuestas son altas, y la tensión es palpable a medida que se acerca la elección presidencial de la FIA. ¿Saldrá Ben Sulayem victorioso una vez más, o surgirá un nuevo contendiente para reclamar el prestigioso cargo? El mundo observa con la respiración contenida mientras el destino de la FIA pende de un hilo.