En un giro sorprendente de los acontecimientos, el presidente adjunto de deportes de motor de la FIA ha renunciado, sembrando dudas sobre el liderazgo del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem. Robert Reid, un ex copiloto del campeonato mundial de rally, citó un «colapso fundamental en los estándares de gobernanza» dentro del organismo rector global del deporte motor como la razón de su renuncia.
Reid, quien desempeñó un papel clave en la exitosa campaña electoral de Ben Sulayem en 2021, expresó sus preocupaciones sobre la falta de transparencia y responsabilidad en los procesos de toma de decisiones de la FIA. Criticó a la organización por tomar decisiones a puertas cerradas y eludir las estructuras establecidas y la representación de los miembros.
La renuncia de Reid, quien buscaba fortalecer la gobernanza y empoderar a los clubes miembros durante su mandato, destaca la creciente inquietud dentro de la FIA. Ha habido quejas sobre cambios de reglas que se apresuran sin un análisis adecuado, reuniones virtuales que reemplazan las discusiones en persona y el uso de votaciones electrónicas rápidas sin un debate adecuado.
Uno de los temas controvertidos que llevó a la salida de Reid fue la decisión unilateral de Ben Sulayem de hacerse cargo de la promoción del Campeonato Mundial de Rallycross sin la aprobación adecuada. Reid consideró este movimiento como una violación de la confianza y del debido proceso, lo que genera preocupaciones sobre posibles implicaciones legales bajo la legislación de competencia de la Unión Europea.
La renuncia de Reid se produce tras las críticas de David Richards, el director de Motorsport UK, quien planteó objeciones a que los miembros fueran excluidos de las reuniones por no firmar acuerdos de confidencialidad. Richards enfatizó la importancia de la transparencia y el discurso abierto en la gobernanza de la FIA, destacando una creciente insatisfacción con la concentración de poder en manos del presidente.
A medida que la comunidad del automovilismo enfrenta estos desafíos internos, la renuncia de Reid y los desacuerdos públicos entre figuras clave señalan un período turbulento para la FIA. Las demandas de reforma, transparencia y respeto por la integridad del deporte resuenan con fuerza, preparando el escenario para posibles luchas de poder y reformas de gobernanza en el mundo del automovilismo.