La reciente carrera en el Circuito de las Américas (COTA) fue una emocionante montaña rusa para los entusiastas de NASCAR, con la actuación dominante de Kyle Busch durante 42 vueltas y la audaz victoria de Christopher Bell. Sin embargo, fue el alarmante susto de salud de Brad Keselowski el que envió ondas de choque a través de la comunidad de carreras, proyectando una sombra ominosa sobre el evento que, de otro modo, fue festivo.
Keselowski, el propietario-operador del Ford No. 6 de RFK Racing, tuvo un comienzo inestable, comenzando en la 26ª posición. Sin embargo, sus dificultades no fueron el resultado de una clasificación deficiente o de sus notorias luchas con los circuitos de carretera. En cambio, un problema técnico amenazó no solo su posición en la carrera, sino también su salud y su vida.
Durante la carrera, Keselowski experimentó una falla técnica escalofriantemente severa: un fallo en su traje de enfriamiento. Esto fue una grave preocupación dado el calor abrasador de 80 grados en el circuito de Austin, Texas, y una temperatura de superficie que se acercaba a los 100 grados.
El campeón de la serie Cup de 2012, conocido por sus siete finales entre los cinco primeros en circuitos de carretera, logró terminar en la 15ª posición a pesar de las adversidades en su contra. Sin embargo, la escena posterior a la carrera fue desgarradora. Keselowski fue visto tendido en una camilla, con un paño húmedo sobre su rostro, mientras los miembros del equipo y otros grupos corrían a su asistencia. RFK Racing confirmó que se sentía mejor después de recibir líquidos intravenosos en el centro de atención del campo.
El incidente envió una inquietante ola a través de la comunidad de NASCAR, dejando a los fanáticos y a otros corredores profundamente preocupados. Las fallas en los trajes de enfriamiento han ocurrido antes, especialmente durante la carrera de Xfinity del año pasado en Nashville Superspeedway, cuando Riley Herbst tuvo que desconectar su traje y soportar el calor de 95 grados. Sin embargo, la situación de Keselowski fue considerada mucho más seria, con los fanáticos expresando su ansiedad por su visible deshidratación en las plataformas de redes sociales.
Añadiendo a las penas de Keselowski, surgieron informes de que la dirección asistida de su coche también falló durante la carrera, un problema que William Byron enfrentó durante la carrera de Chicago del año pasado. La idea de ver a Keselowski luchando con su coche utilizando pura fuerza física en medio del calor opresivo envió a los aficionados a un frenesí de preocupación, con uno describiendo la experiencia como conducir un «ataúd de metal de dos toneladas sin refrigeración.»
A pesar de estas adversidades, la resiliencia y tenacidad del piloto del coche No. 6 fueron ampliamente aplaudidas. El honorable 15º lugar de Keselowski en tales circunstancias demostró su espíritu inquebrantable y sus superiores habilidades de carrera.
La emocionante victoria de Christopher Bell y su tercera victoria en un circuito de carretera fueron sin duda los momentos destacados de la carrera. Sin embargo, el susto de salud de Keselowski y la posterior falta de cobertura de transmisión inmediata generaron críticas entre los aficionados, planteando preguntas sobre el enfoque del deporte en la seguridad de los pilotos.
Mientras la comunidad de NASCAR se une en torno a Keselowski, esperando su pronta recuperación, el incidente sirve como un recordatorio contundente de los riesgos que los conductores asumen en busca de la victoria y la emoción del deporte. A pesar de los desafíos, el coraje y la determinación de Keselowski han dejado una marca indeleble en la historia de las carreras de NASCAR.