Cambio de regla propuesto por el presidente de la FIA genera controversia entre los pilotos de F1
En un giro sorprendente de los acontecimientos, la insinuación del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, sobre posibles cambios en las pautas de conducta ha enviado ondas de controversia a través del mundo de la Fórmula 1. El director de la Asociación de Pilotos de Grandes Premios, George Russell, no perdió tiempo en ofrecer una respuesta fría, desestimando la mera sugerencia de cambio como irrelevante a menos que se tomen acciones concretas.
El apéndice recientemente publicado del Código Deportivo Internacional de la FIA introdujo pautas estrictas para penalizar la mala conducta de los pilotos, enfocándose particularmente en problemas como el uso de lenguaje inapropiado en la pista. Los pilotos ahora enfrentan multas crecientes y sanciones deportivas por ofensas repetidas dentro de un período de dos años, con multas que podrían alcanzar los 120,000 € y la deducción de puntos del campeonato por una tercera ofensa.
La incertidumbre en torno a las enmiendas propuestas ha dejado a muchos pilotos de F1 en tensión, con preocupaciones sobre la implementación y la gravedad percibida de las reglas. A pesar de que Ben Sulayem insinuó «mejoras» en las pautas, la falta de detalles o garantías ha alimentado el escepticismo entre los pilotos.
Russell enfatizó la importancia de cambios tangibles en lugar de promesas vacías, destacando la necesidad de que los pilotos estén activamente involucrados en el proceso de toma de decisiones. La falta de claridad y transparencia en los posibles ajustes de las reglas solo ha añadido leña al fuego, con algunos viendo el anuncio como un mero postureo antes de la candidatura de reelección de Ben Sulayem.
A medida que las discusiones sobre las pautas de conducta se intensifican, pilotos como Russell y Lewis Hamilton abogan por un enfoque más colaborativo entre la FIA y la comunidad de pilotos. Hamilton expresó la necesidad de que los pilotos tengan un papel más significativo en la configuración de la gobernanza del deporte, insinuando la posibilidad de que la GPDA evolucione hacia un organismo más influyente similar a un sindicato.
El futuro de las directrices sobre la conducta de los pilotos en la Fórmula 1 sigue siendo incierto, con tensiones elevadas entre los pilotos y la FIA. A medida que el deporte lidia con dinámicas de poder internas y llamados a una mayor participación de los pilotos, el resultado de estos cambios propuestos podría redefinir el panorama de la Fórmula 1 durante los próximos años.