La Fórmula 1, conocida por su feroz competencia y su intensa presión, a menudo ve a los pilotos llevados al límite en los circuitos más difíciles del mundo. Pero el calor de la batalla está desbordándose cada vez más en comunicaciones de radio cargadas de insultos, lo que ha llevado a críticas contundentes del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, quien ha pedido más profesionalismo en las ondas.
Sulayem, un ex piloto, expresó su descontento por la creciente tendencia de los insultos durante las transmisiones de radio en vivo del equipo, señalando que dicho lenguaje empaña la imagen del deporte. “No estamos viendo un concierto de rap”, comentó Sulayem, trazando una clara línea entre los altos estándares de la F1 y las emociones a menudo sin filtros que se capturan en las radios del equipo.
Si bien reconoció la inmensa presión a la que se enfrentan los pilotos durante las carreras, Sulayem enfatizó que no es excusa para los arrebatos incontrolados. Destacó que el acceso único de la F1 a las conversaciones en vivo entre pilotos e ingenieros acerca a los aficionados a la acción, pero también conlleva la responsabilidad de mantener una imagen profesional. “La palabra F puede volar en otros ámbitos, pero en la F1, necesitamos mantenernos a un estándar más alto”, dijo Sulayem.
El presidente de la FIA expresó su preocupación de que los insultos frecuentes no solo reflejan negativamente sobre los pilotos, sino que también podrían influir de manera negativa en los jóvenes espectadores y dañar la reputación del deporte. Instó a los pilotos a encontrar maneras más constructivas de desahogar sus frustraciones, incluso cuando las tensiones son altas después de incidentes en la pista.
“Los pilotos son modelos a seguir,” enfatizó Sulayem. “Su comportamiento, incluso en los momentos más intensos, establece un ejemplo para millones de fanáticos alrededor del mundo. Necesitamos recordarles que sus palabras importan, y que representan al deporte tanto dentro como fuera de la pista.”
El llamado de Sulayem a la moderación sirve como un recordatorio de que, aunque la F1 es un deporte de pasión y presión, mantener la decoro y el profesionalismo es esencial para preservar su prestigio y atractivo.