El patrocinador multimillonario de NASCAR transforma el clásico speedway en un centro corporativo en Florida
En un movimiento innovador que dejó a los fanáticos asombrados, NASCAR anunció el renacimiento de las carreras en The Rock en 2025, reavivando la pasión de los entusiastas de las carreras. Bob Sargent, presidente y CEO de Track Enterprises, elogió la decisión, afirmando: «Tiene todo lo que un fanático de las carreras desea». El Rockingham Speedway, un óvalo histórico en Carolina del Norte, ocupa un lugar especial en los corazones de los conductores y aficionados, con su renacimiento simbolizando un regreso tan esperado para las series Xfinity y Truck.
El resurgimiento de The Rock fue posible gracias a una asignación sustancial de $50 millones del gobierno del estado de Carolina del Norte, destinada a renovar tres speedways icónicos, incluidos Charlotte, North Wilkesboro y Rockingham. Entre estos, Rockingham recibió $9 millones en financiamiento y fue patrocinado por Black’s Tire por una suma no revelada, marcando un hito significativo en el camino de regreso de la pista.
Mientras The Rock celebra su redención, no todas las queridas pistas cortas han tenido la misma suerte. El paisaje de los deportes de motor ha evolucionado silenciosamente a lo largo de los años, llevando a la desaparición de algunos óvalos locales queridos que alguna vez resonaron con el rugido de los motores. En un giro sorprendente de los acontecimientos, un patrocinador de NASCAR valorado en casi $2 billones transformó una clásica pista corta en Florida en un almacén corporativo, alterando la escena de las carreras en el área.
El auge y la caída de USA International Speedway
Durante mediados de la década de 1990, USA International Speedway emergió como una prominente pista ovalada de 0.75 millas en Lakeland, Florida, atrayendo a entusiastas de las carreras con sus curvas inclinadas de 14° y una capacidad de asientos de 6,500. El speedway albergó varios eventos, incluidos la USAR Hooters Pro Cup Series, el ASA National Tour y las carreras de la NASCAR Southeast Series, con la participación de legendarios conductores como Joey Logano y James Buescher, consolidando su posición como una piedra angular de la comunidad de carreras de Florida.
A pesar de su éxito inicial, el USA International Speedway enfrentó desafíos que llevaron a su cierre en agosto de 2008, después de solo 13 años de operación. Las razones detrás de su desaparición fueron multifacéticas, incluyendo dificultades financieras y cambios en los intereses en los deportes de motor, marcando el fin de una era para los aficionados a las carreras de Lakeland.
Tras su cierre, el speedway experimentó una transformación dramática, con las gradas y la torre de control siendo desmanteladas, y la pista demolida para 2012. Hoy en día, un almacén de Amazon se erige en el lugar del que alguna vez fue un speedway próspero, sirviendo como un recordatorio conmovedor de las tendencias cambiantes en el uso de la tierra y las prioridades económicas.
La transición del bullicioso USA International Speedway a un almacén corporativo ejemplifica el paisaje en evolución de las comunidades estadounidenses, donde las actividades económicas a menudo tienen prioridad sobre la preservación del patrimonio local y los espacios comunitarios. Si bien la instalación de Amazon trae oportunidades laborales y crecimiento económico, también significa la pérdida de un querido centro de carreras que tenía un valor sentimental para muchos en Lakeland, reflejando la vibrante cultura e identidad de la ciudad.
A medida que NASCAR se prepara para la expansión global, con planes para carreras en la Ciudad de México, Canadá, Brasil y potencialmente Arabia Saudita, el deporte se encuentra en un momento crucial. Si bien las iniciativas internacionales prometen nuevos horizontes y mayor visibilidad, hay preocupaciones entre los aficionados a los óvalos locales y las pistas cortas sobre el posible cambio hacia lugares internacionales llamativos a expensas de las raíces tradicionales de las carreras.
El futuro de NASCAR está en la balanza, dividido entre abrazar oportunidades globales y preservar su auténtica esencia americana. Si el deporte mantiene su encanto de base o sucumbe a la atracción del espectáculo internacional está por verse, planteando preguntas sobre el destino de los icónicos circuitos locales ante la rápida globalización. ¿La próxima generación será testigo del renacimiento de las pistas cortas tradicionales, o los ecos de los motores serán reemplazados por el zumbido de la maquinaria de almacén, marcando el final de una era para los deportes de motor en América?
A medida que NASCAR navega por territorios inexplorados y abraza iniciativas internacionales, la esencia de su herencia y el espíritu de las carreras de base están en la balanza, moldeando el futuro del deporte para las generaciones venideras.