A medida que la temporada de Fórmula 1 de 2025 se intensifica, el novato de Haas, Oliver Bearman, ya siente el peso de la nueva represión de la FIA sobre la conducta de los pilotos, particularmente la controvertida prohibición de maldecir. El joven piloto británico, que se prepara para su temporada debut con Haas impulsado por Ferrari, ha dejado claro que “no puede permitirse” cometer errores en un deporte donde el lenguaje ahora tiene un precio elevado.
Las recientes revisiones de la FIA a las directrices de los comisarios han enviado ondas de choque a través del paddock, con los pilotos enfrentándose ahora a multas, deducciones de puntos e incluso prohibiciones de carrera por lenguaje inapropiado. La escala de castigos es alta: €10,000 por una primera ofensa, que se eleva a €30,000, una suspensión de un mes y una deducción de puntos del Campeonato Mundial por una tercera violación. Esta nueva regla llega tras un dramático enfrentamiento entre Max Verstappen de Red Bull y la FIA en el Gran Premio de Singapur del año pasado, donde Verstappen fue penalizado por maldecir en una conferencia de prensa.
Bearman, consciente de la carga financiera que tales multas podrían imponer, bromeó: «¡Ciertamente no puedo permitirme maldecir, así que eso es un buen comienzo!» Aunque su comentario fue ligero, la realidad de la situación está lejos de ser una broma. Bearman reconoció que la prohibición de maldecir ha sido un tema candente en la temporada baja, y hay un diálogo en curso entre el sindicato de pilotos, la Asociación de Pilotos de Gran Premio (GPDA), y la FIA para encontrar un equilibrio que funcione para todos los involucrados. “Estamos trabajando duro para resolver algunas cosas y estamos avanzando”, añadió Bearman, refiriéndose a las negociaciones sobre cómo gestionar esta nueva regla en el futuro.
La Fuerte Postura de la FIA: ¿Un Mal Necesario o Un Exceso?
El movimiento de la FIA para imponer un control más estricto sobre el comportamiento de los pilotos llega en un momento en que la Fórmula 1 está bajo un creciente escrutinio por parte de los aficionados, patrocinadores y el mundo deportivo en general. El piloto de Mercedes, George Russell, director de la GPDA, defendió el derecho de los pilotos a expresarse, pero también reconoció la importancia del profesionalismo, especialmente en entornos públicos. Sin embargo, Russell señaló un problema clave para los hablantes no nativos de inglés: “Lo primero que te enseñan son las malas palabras”, bromeó, refiriéndose a su propia experiencia aprendiendo malas palabras en italiano de su nuevo compañero de equipo, Andrea Kimi Antonelli.
A pesar del humor, el comentario de Russell subraya un desafío real para los pilotos que pueden no tener un control total sobre su lenguaje en situaciones de alta presión. Para muchos, maldecir es una salida para la frustración, algo que es común en el intenso y de alto riesgo ambiente de la Fórmula 1.
El Impacto en la Cultura del Equipo: Navegando las Nuevas Reglas
La nueva regla también plantea preguntas sobre la intensidad emocional del deporte. El CEO de Racing Bulls, Peter Bayer, se pronunció a favor de preservar las emociones que definen la F1, pero enfatizó que los pilotos deben aprender a moderar su lenguaje en foros públicos. “Queremos mantener esas emociones vivas”, dijo Bayer, “pero al mismo tiempo, queremos asegurarnos de no cruzar la línea hacia la profanidad excesiva.”
El jefe de Williams, James Vowles, opinó, describiendo la represión de la FIA como «algo sensato», especialmente en situaciones donde los pilotos son vistos como modelos a seguir. La tensión entre mantener la emoción cruda de la F1 y la necesidad de profesionalismo ha generado una conversación más amplia dentro del paddock.
Encontrando el Equilibrio: Un Trabajo en Progreso
Los jefes de equipo, incluido Laurent Mekies de Racing Bulls, han minimizado los temores de que las prohibiciones o sanciones a los pilotos por groserías impacten negativamente en el rendimiento de los equipos en el Campeonato de Constructores. “Estamos tratando de encontrar el equilibrio adecuado entre mantener las emociones de los pilotos intactas y mantener nuestro papel como modelos a seguir», explicó Mekies. «Al final del día, encontraremos una solución razonable a este problema.”
A medida que avanza la temporada, está claro que la prohibición de groserías de la FIA será uno de los temas más comentados, con pilotos, equipos y el organismo regulador trabajando todos para encontrar una resolución. Para los novatos como Bearman, navegar por estas nuevas regulaciones será tan crítico como dominar los aspectos técnicos de las carreras.
Conclusión: Una Delgada Línea entre Pasión y Profesionalismo
A medida que la Fórmula 1 avanza hacia un mayor profesionalismo, la línea entre la expresión personal y la responsabilidad pública se vuelve cada vez más difusa. Si bien la nueva prohibición de groserías de la FIA es un intento de mantener la decoro, la emoción cruda del deporte es una de las razones por las que los aficionados acuden a ver la acción. Cómo la F1 encuentre un equilibrio entre estos dos elementos dará forma al futuro del deporte—una delgada línea a la vez.