Un dramático cambio de poder ha sacudido los cimientos del equipo Red Bull F1, con maniobras de alto riesgo tras bambalinas que culminaron en la destitución del director del equipo de larga data, Christian Horner. ¿El cerebro detrás de este audaz movimiento? Oliver Mintzlaff, uno de los tres CEO seleccionados como parte del plan de sucesión ideado por el difunto magnate de Red Bull, Dietrich Mateschitz.
Susurros desde el paddock sugieren que la salida de Horner ha traído una nueva sensación de tranquilidad al campamento de Red Bull, particularmente para el clan Verstappen, liderado por el padre de Max, Jos Verstappen, y el manager, Raymond Vermeulen. A pesar de las especulaciones anteriores que vinculaban a Max Verstappen con Mercedes, ahora parece que el joven prodigio de las carreras está decidido a quedarse con Red Bull al menos hasta 2026.
La reestructuración en la sede de Red Bull en Austria señala un enfoque más práctico en la supervisión de las operaciones de F1 basadas en Milton Keynes. El liderazgo austriaco está interesado en optimizar las operaciones para lograr la máxima eficiencia, insinuando posibles redundancias y un cambio hacia una estructura organizativa más ágil.
Laurent Mekies, el nuevo director del equipo con un sólido trasfondo en ingeniería, está preparado para llevar al equipo a una nueva era de liderazgo técnico enfocado. Marko enfatiza la necesidad de delegar responsabilidades de manera efectiva, con Mekies liderando los aspectos técnicos mientras otros líderes se encargan de marketing, comunicaciones y proyectos específicos como el RB17 y las unidades de potencia.
A medida que se asienta el polvo tras la partida de Horner, Red Bull está navegando en aguas desconocidas con un plan de sucesión cuidadosamente elaborado para garantizar una transición sin problemas. Ahora, el foco está en Mekies y el liderazgo austriaco mientras dirigen al equipo hacia un éxito continuo dentro y fuera de la pista. Mantente atento mientras Red Bull se prepara para un nuevo capítulo en su viaje en la F1.