El desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y la aplicación de la tecnología a la movilidad fueron algunos de los temas explorados por Hyundai en un debate que contó con la participación del asistente virtual del Ioniq 9. Se coincide en que hay un potencial para una revolución en la forma en que los pasajeros interactúan con los automóviles y viajan en ellos, a bordo del modelo que está previsto debutar en el mercado nacional en 2026. La inteligencia artificial fue discutida por varias figuras, tanto de la marca surcoreana como del sector tecnológico. Notablemente, también fue curiosa la participación de la IA generativa que equipa a este gran SUV, la propuesta principal en la gama de coches 100% eléctricos de la marca asiática.
Los participantes humanos «lideraron» la discusión, principalmente Raf van Nuffel, Vicepresidente de Producto en Hyundai Motor Europa, acompañado por Tristan Horx, futurista y analista de tendencias, y Mario Trapp, Director Ejecutivo de Fraunhofer IKS. Estas personalidades también demostraron la modularidad del vehículo, particularmente en el área trasera de la cabina, que fue diseñada para parecerse a una «sala de estar».

En cuanto a la importancia de la IA, Raf van Nuff destacó la forma en que los coches se diseñan y se experimentan hoy en día, acercándose al concepto de un smartphone sobre ruedas, una descripción ampliamente utilizada, que incluso tiene puntos de contacto con la realidad, ya que cada vez hay más similitudes en el desarrollo de ambos – por ejemplo, el vehículo está permanentemente conectado y cuenta con actualizaciones remotas que permiten una mayor personalización. Pero sigue siendo un coche, con muchos aspectos emocionales que lo separan de un smartphone, como “el diseño o los asistentes de conducción electrónicos”.
El representante de Hyundai explicó que uno de los puntos más importantes de la revolución tecnológica asociada con la IA es el concepto de hacerla más accesible y de máxima utilidad para los pasajeros del coche. “El primer paso es lo que tenemos ahora, desarrollar el reconocimiento de voz, digamos, para convertirlo en una especie de asistente de conducción. Es importante que se sienta muy natural – en el pasado, casi era necesario memorizar ciertos comandos y acertar con el acento. Como se puede escuchar, el coche incluso aprende la forma en que habla el conductor. Luego, trabajaremos en aplicar la tecnología a la conducción autónoma, que sucederá el próximo año y en los años siguientes. También se espera que contribuya a los avances en la eficiencia de carga y la gestión de flotas”.

El analista de tendencias Tristan Horx explicó que el automóvil está cambiando, y que esta transformación será aún más pronunciada en el futuro, particularmente en términos de utilizar el espacio y el tiempo durante los viajes, ya que no hacemos lo que la máquina “ya está haciendo. Personalmente, paso mucho tiempo en las autopistas, y siento que desperdicio mucho tiempo teniendo que mirar la carretera. Una máquina puede hacer eso, teniendo en cuenta muchas redundancias, y tiene la ventaja de no quedarse dormida ni mirar teléfonos móviles. Sería perfecto si pudiera simplemente comunicarme con el coche y decir: ‘encuéntrame esto’ o ‘quiero hacer esto.’ La conducción autónoma hará que los viajes sean más seguros para todos”.
El lado ético de la IA también tiene su impacto, con Tristan Horx enfatizando que es esencial no tener una visión totalitaria sobre el tema. “Hay mucho miedo de que sea la causa de la destrucción de todo, o de absolución – porque puede potencialmente arreglarlo todo. Es una herramienta que mejora muchas cosas, pero sería muy cauteloso con estas visiones ‘totalitarias’. Me enfoco mucho en la investigación generacional, y podemos ver que las generaciones más jóvenes tienen mucha más confianza y adaptabilidad a la tecnología, y esto se puede ver en el contexto de la movilidad. La generación mayor es más escéptica”, destacó.
Mario Trapp, un especialista en el desarrollo de IA y su aplicación en sistemas de seguridad, abordó la necesidad de trabajar en la tecnología para hacerla cada vez más confiable: “Si confiamos nuestras vidas a un coche autónomo, un fallo puede matarnos o matar a otros usuarios de la carretera. No tiene sentido prohibirlo; lo necesitamos, es nuestro futuro. Aprovechemos el potencial de la IA mientras aseguramos que no estamos expuestos a riesgos inaceptables”.
En la misma línea, Tristan Horx recordó que “el ser humano no es bueno haciendo lo mismo durante ocho horas. Se cansa y se distrae, y eso es normal. Es fácil ver las áreas donde la IA puede ayudarnos. En caso de un accidente, ¿debería la tecnología sacrificar al peatón o al conductor? Los estándares éticos serán importantes debido a la necesidad de definir las responsabilidades del conductor y de la máquina”.












