El reciente estallido de Lewis Hamilton por la radio del equipo durante el GP de Miami ha generado controversia y ha puesto de relieve los errores estratégicos de Ferrari. El ícono de las carreras Juan Pablo Montoya ha comentado sobre la situación, indicando que las frustraciones de Hamilton eran justificadas y necesarias para que Ferrari rectificara su rumbo.
El año de debut de Hamilton con Ferrari ha estado lleno de decepciones, ya que lucha por igualar el ritmo de sus rivales. El choque del piloto británico con su ingeniero de carrera, Ricciardo Adami, ha añadido aún más tensión dentro del equipo.
Durante el GP de Miami, la decisión de Hamilton de entrar a pits para cambiar a neumáticos medios mientras su compañero, Charles Leclerc, se quedaba en pista con neumáticos duros llevó a una llamada estratégica fallida. Esto resultó en que Hamilton quedara detrás de Leclerc y dañara sus neumáticos en el proceso, lo que provocó sus acaloradas declaraciones por la radio del equipo.
Montoya enfatizó que Hamilton simplemente quería que Ferrari lo escuchara y tomara decisiones lógicas en la pista. La leyenda de las carreras señaló las recientes deficiencias de Ferrari en estrategia, citando el incidente del GP de Miami como un ejemplo primordial.
A pesar de que Ferrari finalmente permitió a Hamilton adelantar a Leclerc, fue demasiado poco y demasiado tarde, ya que el ritmo de carrera de Hamilton ya se había visto comprometido. Montoya destacó la importancia de la toma de decisiones rápida y decisiva en tales escenarios para maximizar los puntos para el equipo.
El estallido de Hamilton no fue solo una muestra de frustración, sino un llamado a Ferrari para que mejorara su agudeza estratégica y priorizara el rendimiento en la pista. Montoya instó a Ferrari a centrarse en maximizar los puntos en lugar de favorecer a un piloto sobre el otro.
De cara al futuro, Ferrari necesitará reevaluar sus estrategias y asegurarse de que ambos pilotos tengan la libertad de competir sin obstáculos. La disposición de Hamilton para tener éxito en Maranello depende de la capacidad del equipo para apoyarlo en su búsqueda de redención.