En el mundo de alto riesgo de la Fórmula 1, el piloto de Red Bull, Liam Lawson, está lidiando con una dura realidad: es significativamente más lento que su compañero de equipo, Max Verstappen. Lo que es digno de elogio es que el piloto novato no ha dudado en asumir la responsabilidad por su bajo rendimiento y ha demostrado una clara comprensión de la urgencia de mejorar.
El rendimiento reciente de Lawson en el Gran Premio de China ha sido una ilustración clara de su lucha. A pesar de haber tenido tres oportunidades para marcar un tiempo competitivo, Lawson aún se quedó atrás de Verstappen por una enorme tres cuartos de segundo, lo que lo llevó a comenzar en último lugar en la carrera sprint. Este rendimiento desalentador se produce tras un debut poco brillante en Australia, lo que aumenta la presión sobre el novato.
Un análisis profundo de las vueltas de clasificación de Lawson revela una serie de errores: exceso de precaución en algunos casos, imprecisión en otros. Su primera vuelta fue abortada debido a un pequeño desliz en la curva cerrada después de encontrarse con una bandera amarilla por un Alpine que había girado. Su segunda vuelta, a pesar de estar en neumáticos frescos, estuvo marcada por varios errores, incluyendo un gran deslizamiento en la primera curva y una salida amplia en la Curva 9. Estos contratiempos le costaron valiosos segundos, ampliando aún más la brecha con Verstappen.
Sin embargo, las luchas de Lawson no pueden atribuirse únicamente a estos eventos aislados. Un análisis más detallado revela un patrón más amplio de conducción cautelosa e inconsistencia. Por ejemplo, fue inusualmente cauteloso en la primera curva, resultando en una inesperada diferencia de velocidad de 30 km/h en la primera fase, lo que le costó un cuarto de segundo frente a Verstappen. Este enfoque cauteloso se repitió en la Curva 3, donde perdió otra décima de segundo.
La lucha de Lawson por hacerse con el coche de Red Bull parece haberse exacerbado durante el Gran Premio de China. El coche RB21, que no es mucho mejor que su predecesor, parece ser un desafío incluso para pilotos experimentados como Verstappen. Para un novato como Lawson, la tarea de dominarlo está resultando ser una batalla cuesta arriba.
Las circunstancias de Lawson no están exentas de complejidades. Su entrada en la F1 está marcada por los propios errores de Red Bull con sus pilotos y su relativa inexperiencia en el deporte. Además, nunca había conducido en Melbourne o Shanghai antes de su debut, lo que aumenta la dificultad de su curva de aprendizaje.
Sin embargo, estas realidades no eximen a Lawson de su deber de rendir. Él mismo es consciente de que el tiempo, aunque es un recurso invaluable, no es un lujo que pueda permitirse. Encontrar la elusiva ‘sensación’ y ‘confianza’ en este entorno de alta presión y ritmo rápido es un desafío inmenso.
A su favor, Lawson no es de los que buscan salidas fáciles. Reconoce sus deficiencias y la necesidad de mejorar. Sin embargo, el camino hacia la rectificación está lejos de ser sencillo. A pesar de los elogios previos de Red Bull por la resiliencia mental y el potencial de Lawson, ahora se encuentra en una carrera contra el tiempo para ponerse al día.
La parte positiva de esta situación es que las brechas de rendimiento de Lawson son claramente evidentes, lo que sugiere que hay mejoras significativas que se pueden hacer. Si estas mejoras provienen de familiarizarse con la pista, optimizar el coche o simplemente mejorar su propia conducción, está por verse.
Lo que está claro, sin embargo, es que Lawson se encuentra en un entorno donde un déficit de rendimiento tan grande es insostenible. La falta continua de mejora podría tener graves consecuencias para su carrera. Solo el tiempo dirá si el piloto novato puede enfrentar el desafío y cambiar su suerte.