La alianza Red Bull-Renault es una historia de inmenso éxito, amargas separaciones y un resurgimiento arduamente luchado que eventualmente dejó al fabricante francés en el olvido. Lo que comenzó como una asociación mutuamente beneficiosa a mediados de la década de 2000 culminó en un divorcio acrimonioso, subrayando las intensas presiones de mantenerse competitivo en la Fórmula 1.
Días de gloria: Cuatro títulos y 59 victorias
La entrada de Renault como proveedor de motores de Red Bull en 2007 marcó el comienzo de una de las asociaciones más exitosas en la historia de la F1. Desde 2010 hasta 2013, Red Bull-Renault fue intocable. Sebastian Vettel y el chasis diseñado por Adrian Newey se combinaron con la unidad de potencia de Renault para lograr cuatro campeonatos de Constructores y Pilotos consecutivos. La asociación logró 59 victorias, destacando a Red Bull como una de las dinastías modernas de la F1.
Las grietas comienzan a aparecer
Aún durante su dominio, las grietas eran evidentes. Red Bull expresaba frecuentemente su frustración por la falta de potencia de Renault en comparación con rivales como Ferrari y Mercedes. Renault, a su vez, se sentía opacado, con su papel fundamental en el éxito de Red Bull a menudo subestimado.
Carlos Tavares, COO de Renault en ese momento, expresó en 2013: “Estamos frustrados por la falta de reconocimiento que recibimos por vencer a equipos como Ferrari y Mercedes.” Esta tensión burbujeaba bajo la superficie, pero el punto de quiebre definitivo llegó con la introducción de la era híbrida.
El Desastre de la Era Híbrida
La temporada de 2014 fue un momento decisivo para la F1, con la introducción de motores híbridos turbo V6 de 1.6 litros. La unidad de potencia híbrida de Renault estuvo plagada de problemas: poco potente, poco fiable y no competitiva. Red Bull, acostumbrado a ganar, se encontró en una situación desesperada. A pesar de que Daniel Ricciardo logró tres victorias en 2014, el equipo era una sombra de lo que fue mientras Mercedes dominaba.
Christian Horner criticó públicamente a Renault, declarando que el rendimiento y la fiabilidad eran “inaceptables”. Mientras tanto, Adrian Newey comenzó a distanciarse de su papel a tiempo completo, desilusionado por la incapacidad de competir con un motor que limitaba su genialidad en el diseño.
Disputas Públicas y Fracturas
Para 2015, la relación había tocado fondo. La insatisfacción de Red Bull estalló en críticas públicas, con Horner acusando a Renault de no cumplir con las actualizaciones prometidas. Renault, a su vez, se irritó por los constantes ataques, insistiendo en que la retórica de Red Bull estaba dañando su reputación.
Los esfuerzos por involucrar al gurú de motores Mario Illien (anteriormente de Mercedes e Ilmor Engineering) para salvar la situación solo ampliaron la brecha. Renault rechazó el paquete de actualización propuesto por Illien, lo que tensó aún más la ya tóxica relación.
Un Divorcio Amargo
En un giro dramático, Red Bull terminó su contrato con Renault para 2016, solo para encontrarse sin alternativas. Tanto Mercedes como Ferrari rechazaron propuestas para suministrar a Red Bull motores de especificaciones iguales, mientras que las dificultades de Honda con McLaren los convirtieron en una opción insostenible. Obligado a regresar a Renault con el sombrero en la mano, Red Bull rebautizó los motores como «Tag Heuer» para distanciarse de la fallida asociación.
La Resurrección de Honda
La transición de Red Bull a Honda en 2019 resultó transformadora. A diferencia de Renault, Honda adoptó un enfoque más colaborativo, acomodando las necesidades técnicas de Red Bull. La nueva asociación dio frutos rápidamente, con Max Verstappen ganando el Gran Premio de Austria en solo su novena carrera juntos. Para 2021, Red Bull impulsado por Honda destronó a Mercedes, comenzando la era de dominio de Verstappen.
El Declive de Renault
Mientras tanto, la fortuna de Renault en la F1 se desplomó. Entre 2016 y 2021, solo logró una victoria, una afortunada victoria para Esteban Ocon en el Gran Premio de Hungría de 2021. El programa de motores híbridos de Renault nunca se recuperó por completo, y la compañía anunció planes para cerrar su operación de motores interna para 2025, con Alpine convirtiéndose en un equipo cliente de Mercedes.
El Legado
La asociación Red Bull-Renault se recuerda tanto por su éxito como por su acrimonia. Mientras la pareja conquistaba el mundo de la F1 juntos, su incapacidad para mantener la armonía durante tiempos difíciles subraya el delicado equilibrio de la colaboración en el automovilismo.
Para Red Bull, el cambio a Honda fue la máxima vindicación. Para Renault, sus días de gloria con Red Bull ahora parecen un recuerdo lejano, una marca alta que nunca se volvió a alcanzar. A medida que Max Verstappen continúa dominando, está claro que la audaz decisión de Red Bull de cortar lazos con Renault allanó el camino para su actual era de supremacía.