Chase Elliott, el renombrado piloto de NASCAR, se ha encontrado en problemas tras confesar que participó en aventuras de snowboard «bastante tontas» fuera del ámbito de NASCAR. En una entrevista sincera en 2016, Elliott reveló su inclinación por los arriesgados viajes de snowboard fuera de los caminos designados, adentrándose en terrenos no marcados que presentaban peligros significativos.
A pesar de los peligros involucrados, Elliott, quien ha estado practicando snowboard desde una edad temprana, describió la actividad como un medio vital de relajación y un descanso de la intensa presión de las competiciones de NASCAR. Sin embargo, su amor por el snowboard le pasó factura en 2023 cuando sufrió una fractura de tibia izquierda mientras practicaba el deporte en Colorado, lo que llevó a una serie de contratiempos en su carrera de carreras.
El accidente de snowboard de Elliott resultó en una pausa forzada de NASCAR, con él perdiéndose seis carreras de la Copa esa temporada. El incidente no solo le dejó una pierna rota, sino que también generó preocupaciones sobre los riesgos que asume por actividades extracurriculares. A pesar de la lesión, Elliott se mantuvo firme en su pasión por el snowboard, enfatizando que el accidente podría haber ocurrido durante cualquier actividad física y no era únicamente atribuible a la naturaleza del snowboard.
Las secuelas de la desafortunada experiencia de snowboard de Elliott lo llevaron a enfrentar una suspensión de una carrera tras una colisión intencionada con el piloto Denny Hamlin durante la Coca-Cola 600. A pesar de estos desafíos, Elliott logró alcanzar logros significativos en la pista, incluyendo múltiples finales en el top diez y manteniendo su título como el Piloto Más Popular de NASCAR por sexto año consecutivo.
El viaje montañoso de Elliott en 2023 culminó con un séptimo lugar, marcado por una victoria y una serie de logros en el top 10. A medida que continúa navegando por los altibajos de su carrera en las carreras, la sombra de sus aventuras en snowboard pesa mucho, lo que genera preguntas sobre la delgada línea entre la búsqueda de emociones y la imprudencia en el mundo de los deportes profesionales.