Un día dramático se desarrolló en el evento de NASCAR en Las Vegas, ya que Chase Briscoe y su equipo enfrentaron un torbellino de desafíos. La odisea del joven piloto comenzó cuando un neumático se soltó tras la primera ronda de paradas en pits, dejándolo cuatro vueltas atrás. Su jefe de equipo, James Small, reconoció la difícil batalla, destacando su uso estratégico de las banderas de precaución y las vueltas de compensación para recuperar la contienda. Sin embargo, un encuentro tardío con la pared de la pista los retrasó, obstaculizando su ascenso.
Briscoe, quien tuvo una temporada 2024 desafiante con Stewart-Haas Racing, logró salvar la situación, gracias a un giro inesperado que involucró a Christopher Bell de JGR. Bell, que estaba en una racha de tres victorias consecutivas, experimentó complicaciones cuando su rueda delantera izquierda se aflojó. Esto presentó una oportunidad no anticipada para que ambos equipos aprovecharan una regla no escrita de NASCAR, que permite ayudar a cualquier piloto en apuros en su box de pits.
Una decisión en un instante por parte del jefe de equipo de Bell, Adam Stevens, llevó a Bell al box de pits de Briscoe, un movimiento destinado a mitigar el riesgo de perder una vuelta debido al neumático inestable. El equipo de Small se puso en acción, apretando rápidamente las tuercas de los pernos en el Toyota #20 de Bell. Esta rápida respuesta fue un testimonio de su preparación y adherencia al protocolo no escrito de la carretera de pits. Casos como el derrame de combustible de Bobby Hamilton en 1995 sirven como recordatorios de cómo los errores en los pits pueden alterar drásticamente el resultado de la carrera.
Small recordó el evento, afirmando: «Tan pronto como los vi tratando de solucionarlo, me conecté a la radio de nuestro auto. Chase no sabía de qué demonios estaba hablando, pero fue útil porque Christopher estaba señalando hacia la parte delantera izquierda. Así que levantamos el auto, lo apretamos, y sí, fue un esfuerzo de equipo.»
A pesar de esta intervención de buena voluntad, NASCAR penalizó a Bell, relegándolo a la parte trasera de la parrilla. Bell no estaba solo en sus problemas con las ruedas, ya que varios otros pilotos, incluidos Briscoe y Kyle Busch, enfrentaron problemas similares. Small atribuyó estas complicaciones a la búsqueda de los equipos por paradas en pits más rápidas utilizando un par de torsión de tuercas más ligero, empujando los límites de sus vehículos.
Los eventos del día se complicaron aún más para Briscoe, quien estaba lidiando con una lesión en la muñeca tras un fuerte accidente en el Shriners Children’s 500 en Phoenix. Briscoe, quien había tenido un inicio impresionante en su temporada 2025, tuvo que competir contra el tiempo y el malestar físico. Anteriormente había conseguido la pole en Daytona y terminó en cuarto lugar, solo para perder 100 puntos y 10 puntos de playoffs debido a una violación del alerón. Sin embargo, esta decisión fue posteriormente revocada en apelación.
A pesar de lidiar con una muñeca esguinzada, Briscoe demostró una notable resiliencia. Anteriormente había ganado el Xfinity Boyd Gaming 300 en Vegas en 2020, y esta vez logró asegurar un 17º lugar. Este resultado, aunque no ideal, fue una mejora significativa dado los múltiples contratiempos que enfrentó.
Este dramático día de carreras de NASCAR subrayó la importancia del protocolo en la calle de pits y el trabajo en equipo, y nos recordó los desafíos físicos que los pilotos a menudo enfrentan. Además, destacó los márgenes extremadamente finos dentro del deporte, y cómo una decisión en un abrir y cerrar de ojos puede cambiar el curso de una carrera.