Después de sorprender al público en Barcelona y Praga en la República Checa, la Copa América Cupra Terramar ha llegado a Lisboa para desafiar los límites y mostrar lo que a primera vista parece imposible: un coche navegando en el pleno río Tajo.
En una clara demostración de que la innovación y la inconformidad son parte del ADN de la marca, este Cupra Terramar especial está inspirado en la conexión de la marca con la 37ª Copa América en 2024, habiendo sido diseñado para simbolizar la ambición de Cupra de ir más allá de los límites convencionales de la industria automotriz.
Con un diseño deportivo y líneas audaces, se erige como un verdadero manifiesto de innovación, emoción y libertad, proyectando el espíritu de Cupra hacia nuevos territorios.
Para llevar a cabo esta aventura, Cupra recurrió a los ingenieros náuticos de Brava Boats y Vetus, un proveedor de equipos marinos, quienes desarrollaron una plataforma similar a un trimarán, capaz de soportar hasta 2,500 kg, que sostiene un Terramar, idéntico en todos los aspectos a lo que encontramos en las carreteras.
La gran diferencia está en el panel de instrumentos, que ha sido rediseñado para integrar los modos de navegación, así como en el espacio que tradicionalmente ocupaban los controles de cambio de marchas que han sido eliminados para dar paso a los controles de maniobra y propulsión electrónicos, específicamente diseñados para embarcaciones, que controlan la navegación sin comprometer la identidad visual y funcionalidad del coche.
Estas modificaciones aseguran una transición fluida entre las funciones del coche y la plataforma, permitiendo que el Terramar se convierta en el escenario perfecto para este momento único, donde un coche Cupra se transforma en el protagonista de las aguas.
Así que no te sorprendas si en los próximos días, mientras paseas por Lisboa a lo largo del río Tajo, ves un coche navegando, ya que es el Terramar America’s Cup que ahora llega a Portugal, un país de navegantes y un punto de encuentro entre tierra y mar, para reforzar el mensaje de que Cupra no es solo una marca de coches, sino una forma de experimentar la movilidad de manera emocional, sorprendente y disruptiva, sin importar el terreno, o, en este caso, el río.