El mundo del automovilismo está en ebullición con la reciente controversia que ha surgido dentro de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que podría afectar la temporada de Fórmula 1 de 2025 y más allá. El alboroto se encendió tras una dura crítica de David Richards, presidente de Motorsport UK, a la presidencia de Mohammed Ben Sulayem en la FIA, señalando un abismo dentro del paisaje político de la organización.
Hasta ahora, los conflictos internos dentro de la FIA habían estado en gran medida bajo control, con solo susurros de conflictos y descontento logrando escapar de sus confines. La reciente exclusión de ciertos miembros del Consejo Mundial de Deportes de Motor de una reunión por no firmar un nuevo acuerdo de confidencialidad insinuó aún más la tensión subyacente. Sin embargo, nadie había realmente puesto el foco en estos problemas hasta la denuncia abierta de Richards.
Richards eligió articular sus quejas en una carta exhaustiva a los miembros del club, que compartió el miércoles por la noche. En ella, citó la ‘orden de silencio’ sobre los miembros del WMSC como la ‘gota que colmó el vaso’, y sus palabras se consideran significativas por más de una razón. No solo expone el malestar interno dentro de la FIA, sino que también llega en un año electoral, lo que podría iniciar una batalla para decidir quién liderará la FIA en el futuro.
Sin embargo, Richards, ahora de 72 años, no es elegible para postularse como presidente de la FIA debido a una enmienda en los estatutos de la FIA el año pasado que redujo el límite de edad de 75 a 70. Pero su postura franca podría alentar a otros que comparten sus preocupaciones a dar un paso adelante, sabiendo que no están solos.
La crítica de Richards recuerda a estrategias políticas, un grito de unión contra un líder, o un candidato de prueba para evaluar las aguas para un cambio de régimen. Se puede equiparar al incidente de 1990 cuando el entonces viceprimer ministro Geoffrey Howe, con su mordaz discurso contra el liderazgo de Margaret Thatcher, llevó a su caída como la primera ministra británica de mayor duración en la historia moderna.
En su carta, Richards señaló específicamente la falta de cumplimiento de Ben Sulayem con sus promesas electorales de practicar ‘plena transparencia de acciones’ y asegurar ‘los más altos estándares de gobernanza deportiva’. Lamentó el deterioro de la situación en los últimos tres años, con despidos y renuncias de miembros senior de la FIA bajo un velo de misterio.
Lo que añade peso a la crítica de Richards es su papel y el de Motorsport UK en las elecciones presidenciales de la FIA de 2021. Su respaldo a Ben Sulayem fue fundamental para inclinar la elección a su favor. Ahora, la crítica abierta de Richards podría alentar a un candidato rival a desafiar la presidencia de Ben Sulayem, aunque es demasiado pronto para predecir con certeza.
Más allá de las implicaciones electorales, la carta de Richards también conlleva repercusiones legales. Ha advertido sobre la posible acción legal, acusando a la FIA de violar sus propios Estatutos. La reciente exclusión de miembros del WMSC, el tema del acuerdo de no divulgación y la supuesta limitación de la autonomía de los Comités de Auditoría y Ética han sido cuestionados por Richards. Ha declarado que, a menos que la FIA aborde estas preocupaciones, se perseguirá una acción legal adicional.
Además, existe la posibilidad de que las decisiones recientes tomadas por el WMSC, incluida la obligación de que el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 sea una parada obligatoria de dos, puedan ser impugnadas legalmente si se demuestra que se han violado los Estatutos. Esto podría tener implicaciones significativas para la próxima temporada de F1, incluidas las reglas sobre salidas abortadas, vueltas de formación adicionales y el retiro inmediato de coches con daños visibles.
La FIA, sin embargo, se mantiene impasible ante la tormenta que se avecina y sostiene que sus acciones están alineadas con la gobernanza del WMSC. Argumentan que los acuerdos de no divulgación son una práctica estándar para proteger la confidencialidad, los intereses regulatorios y la generación de ingresos. A pesar de la disidencia de Richards, la FIA afirma tener el apoyo de la ‘super mayoría’ de los miembros del WMSC.
A medida que la situación se desarrolla, está claro que hay más en juego que solo una presidencia. La futura gobernanza de la FIA, su estatus legal y la temporada de Fórmula 1 2025 están todos en la balanza. Si los murmullos de descontento crecen hasta convertirse en un rugido, está por verse.