Cada vez hay más coches, especialmente los 100% eléctricos, capaces de aceleraciones asombrosas, en algunos casos hasta el punto de dejar las espaldas de los ocupantes “pegadas” a los asientos. Motores eléctricos extremadamente potentes, y una respuesta inmediata al acelerador, dan como resultado tiempos de 0-100 km/h que, en no pocas ocasiones, avergüenzan a muchos coches deportivos de referencia equipados con motores de combustión interna, aunque las diferencias entre ambos, en términos de peso, tienden a ser todo menos insignificantes.
En este ámbito, no son solo los modelos enfocados en el rendimiento puro, con una vocación eminentemente deportiva, los que son capaces de tales hazañas. En el mercado, hay, por ejemplo, varios SUV con un rendimiento muy por encima de la media, incluso con una carrera no reconocida… entre los fabricantes, con los chinos liderando el grupo, ansiosos por ganar notoriedad mediática y atraer a más clientes.

Sin embargo, todo podría cambiar pronto. Si bien limitar la velocidad máxima de los coches ha sido durante mucho tiempo un tema de discusión en el sector, en el caso de los vehículos eléctricos, también se debe a la necesidad de preservar la autonomía; en la mayoría de los casos, no alcanzan los niveles de sus homólogos con motores térmicos en este aspecto. Sin embargo, en China, se está considerando la introducción de una norma para restringir la capacidad de aceleración, con el Ministerio de Seguridad Pública discutiendo la posibilidad de condicionar los arranques de 0-100 km/h cuando pueden lograrse en menos de cinco segundos.
Según esta propuesta, los automóviles de pasajeros deben tener una configuración que permita la implementación de esta limitación cada vez que se encienda el motor. Así, para que el conductor disfrute de una mayor capacidad de aceleración, si el automóvil lo permite, será necesario contar con otros controles y realizar un puñado de operaciones para activar los sistemas de control electrónico, lo más probable en el monitor del sistema multimedia, e incluso ignorar las alertas sobre los riesgos de estas maniobras.








