En el mundo de alto riesgo de NASCAR, empujar los límites del reglamento no es nada nuevo. Como una vez comentó Darrell Waltrip, “Si no haces trampa, pareces un idiota; si haces trampa y no te atrapan, pareces un héroe; si haces trampa y te atrapan, pareces un tonto.” Una saga intrigante que ilustra este sentimiento se desarrolló en 2012 cuando el equipo de Roger Penske descubrió una laguna en la configuración de la suspensión trasera, un movimiento que catapultó a Brad Keselowski a su primer campeonato de la Serie Cup.
Aunque la configuración innovadora no se consideraba ilegal en ese momento, provocó un torbellino de controversia y llevó a NASCAR a revisar sus regulaciones. Ahora, avanzando hasta 2025, NASCAR ha dado otro paso desconcertante: censurar los frenos durante las paradas en pits. Este movimiento ha llevado a los aficionados a especular que los equipos continúan encontrando formas ingeniosas de doblar las reglas, obligando a NASCAR a intervenir.
La victoria del campeonato de 2012 por Roger Penske y Brad Keselowski sigue siendo uno de los temas más controvertidos de NASCAR. El equipo de Penske supuestamente perfeccionó una configuración de suspensión trasera que le dio al coche No. 2 de Keselowski una ventaja aerodinámica. El truco involucraba una configuración de la carcasa trasera que ajustaba la inclinación del coche para mejorar la velocidad en las curvas, una laguna que estaba presente en el reglamento de NASCAR en ese momento.
El origen de esta ingeniosa configuración está envuelto en misterio. Algunos especulan que Hendrick Motorsports fue el pionero original de la innovación de la suspensión trasera, con Penske posteriormente afinándolo para obtener una ventaja competitiva. Si Penske descubrió el mecanismo de forma independiente o adaptó una innovación existente sigue siendo un tema de debate. Sin embargo, una cosa está clara: NASCAR rápidamente se dio cuenta del truco y ajustó sus reglas para cerrar la laguna.
Los anales de NASCAR están llenos de ejemplos de equipos que estiran el reglamento hasta sus límites. Un caso notable ocurrió en 1983 cuando se descubrió que el coche de Richard Petty tenía un motor significativamente más grande que los 358 pulgadas cúbicas permitidas y neumáticos desiguales en el Charlotte Motor Speedway. A pesar de estas violaciones, Petty mantuvo su victoria, pero recibió una multa de $35,000 y una deducción de 104 puntos. Este episodio subrayó hasta qué punto los equipos estarían dispuestos a llegar para asegurar una ventaja competitiva y los obstáculos que NASCAR enfrentó para hacer cumplir sus reglas.
En 2007, otro escándalo sacudió el mundo de NASCAR cuando los inspectores descubrieron una sustancia sospechosa en el colector de admisión de Michael Waltrip justo antes de la Daytona 500. Identificada como una propiedad encontrada en el combustible de avión, este audaz intento de mejorar el rendimiento resultó en suspensiones indefinidas para miembros clave del equipo y una multa récord de $100,000.
En respuesta a estas controversias y la incesante ingenio de los equipos, NASCAR introdujo medidas tecnológicas avanzadas para monitorear las actividades en la calle de pits de manera más rigurosa. Para 2015, la organización implementó un sistema que emplea 45 cámaras de alta definición para grabar cada parada en pits, con el objetivo de detectar y disuadir cualquier infracción potencial.
La decisión de censurar las paradas en pits durante las transmisiones parece ser una extensión de los esfuerzos de NASCAR para mantener la integridad del deporte. Al limitar el acceso en tiempo real del público y de los competidores a las imágenes de las paradas en pits, NASCAR espera prevenir que los equipos analicen y potencialmente repliquen estrategias innovadoras o tácticas al borde de lo permitido observadas durante las carreras. Esta medida está diseñada para asegurar que cualquier ventaja competitiva obtenida provenga de la ingenio de un equipo y no de copiar los métodos potencialmente cuestionables de otro.
Los aficionados han especulado sobre las razones detrás de la decisión de NASCAR de censurar las paradas en pits. Mientras que algunos lo ven como un movimiento necesario para evitar que los equipos obtengan una ventaja injusta, otros argumentan que es otro caso de la sobre-regulación de la innovación por parte de NASCAR. Algunos aficionados creen que la censura está apuntando específicamente a los ajustes de suspensión, mientras que otros argumentan que tal secreto es innecesario dado que todos los componentes de suspensión ahora están estandarizados.
Independientemente, NASCAR mantiene su compromiso de asegurar la paridad entre los equipos para una competencia justa. Este compromiso se refleja en la introducción del coche Next Gen, impulsado por un motor V8 de 5.8 litros con varillas de empuje. Todos los equipos deben adherirse a estas especificaciones estandarizadas, incluyendo dimensiones específicas y salidas de potencia.
Ya sea que la censura de las paradas en pits sea un movimiento necesario o solo otro paso en la continua represión de la innovación por parte de NASCAR, una cosa sigue siendo innegable: los equipos continuarán encontrando formas de superar los límites, y los aficionados siempre tendrán algo que decir. ¿Está NASCAR sobrepasando los límites con la censura de las paradas en pits? El debate sigue.