Reflejando su dimensión cada vez mayor y más global, BYD, mientras espera la finalización de la construcción de dos nuevas fábricas en Europa (en Hungría y Turquía), inauguró recientemente, en Brasil, en presencia del presidente Lula da Silva, su mayor fábrica de automóviles eléctricos fuera de Asia. Aunque se instaló en una antigua unidad industrial de Ford en el estado de Bahía, esta es la mayor fábrica de automóviles en América Latina; requirió una inversión de más de 900 millones de euros; ya tiene una capacidad de producción de 150,000 automóviles anuales (que la marca china pretende duplicar muy pronto); y ha permitido la creación, tanto directa como indirectamente, de alrededor de 20,000 empleos. No obstante, la inversión de BYD en Brasil no se detendrá: para 2028, tiene como objetivo producir el 70% de los componentes que necesita localmente, además de planear el establecimiento de centros de investigación y pruebas en territorio brasileño, con el fin de convertirse, en palabras de su presidente, Wang Chuanfu, “en una marca 100% brasileña.”
Presente en el mercado brasileño desde 2022, habiendo vendido ya más de 170,000 automóviles electrificados, BYD es actualmente la séptima marca más vendida en el país, y produce localmente el Songo Pro, el Dolphin Mini y el King. Sin embargo, su presencia en Brasil también ha estado rodeada de controversia, ya que fue investigada por sospechas de mala praxis laboral, y más recientemente fue acusada por Anfavea (la asociación de fabricantes de vehículos en Brasil) de vender automóviles por debajo del costo de producción (“dumping”), algo que el fabricante chino refuta.