La guerra de precios entre las marcas de coches eléctricos en China, el mayor mercado automotriz del mundo, ha llevado a las autoridades chinas a dejar claro que tienen la intención de poner fin a la situación, que amenaza la sostenibilidad de la industria.
La advertencia llega en un momento de fuerte crecimiento en las ventas, pero también de crecientes preocupaciones sobre el exceso de oferta y la viabilidad de muchos de los nuevos fabricantes que han surgido en el país.
El líder del mercado, BYD, anunció que vendió 2.1 millones de vehículos en los primeros seis meses del año, un aumento del 31% en comparación con el mismo período en 2024. Casi la mitad de esas ventas corresponden a vehículos 100% eléctricos, siendo el resto híbridos, según datos publicados por la empresa.
El fabricante ha sido criticado por lanzar sucesivas rondas de recortes de precios en sus modelos, el más reciente en mayo, lo que llevó a varios competidores a seguir su ejemplo.
El presidente de Great Wall Motors, Wei Jianjun, advirtió entonces que la trayectoria actual amenaza a toda la industria. Por su parte, el gobierno chino se ha comprometido a combatir lo que describe como una forma de competencia agotadora y poco productiva, que se ha vuelto característica de varios sectores en China.
La Asociación China de Fabricantes de Automóviles ha llamado a una competencia saludable, mientras que el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información ha declarado que la situación actual representa un obstáculo para el desarrollo sostenible del sector.
Para compensar la erosión de los márgenes en el mercado chino, las marcas han recurrido a las exportaciones. BYD más que duplicó sus ventas fuera de China en la primera mitad del año, alcanzando 464,000 unidades.
Sin embargo, aquí también, las marcas chinas enfrentan dificultades con la imposición de aranceles por parte de EE. UU. y Europa, que afirman que hay competencia desleal debido a los subsidios estatales otorgados a las empresas chinas.