Caos en el GP de Mónaco de Fórmula 1: La explosión de Verstappen provoca demanda de acción de la FIA
El Gran Premio de Mónaco ya está demostrando ser un hervidero de controversia y peligro, con el campeón del mundo de 1996, Damon Hill, pidiendo una acción urgente de la FIA tras el alarmante estallido de Max Verstappen durante la práctica del viernes.
Verstappen, conocido por su conducción temeraria, expresó graves preocupaciones sobre las situaciones precarias creadas por los coches lentos en las estrechas y técnicas calles de Montecarlo. El piloto de Red Bull enfatizó el potencial de un «gran choque» durante las sesiones de práctica, citando la falta de espacio como un problema de seguridad significativo.
La frustración del piloto neerlandés alcanzó su punto máximo cuando se encontró con tráfico que involucraba a su propio compañero de equipo Yuki Tsunoda y a Gabriel Bortoleto de Sauber en la sección de la Piscina durante FP2. El mensaje de radio cargado de expletivos de Verstappen a su equipo destacó la naturaleza peligrosa de la situación, considerándola «peligrosa».
En respuesta a las tensiones crecientes, Hill recurrió a las redes sociales para instar a la FIA a intervenir antes de la clasificación del sábado. El ex campeón de carreras subrayó la necesidad de abordar las diferencias de velocidad entre los coches para evitar incidentes potencialmente catastróficos en el icónico circuito de Mónaco.
Mientras tanto, la FIA ha sido proactiva en la implementación de nuevas reglas para el Gran Premio de Mónaco, incluyendo penalizaciones para los pilotos que corten esquinas y un requisito obligatorio de dos paradas en boxes durante la carrera. Estos cambios han suscitado reacciones mixtas entre los expertos de Fórmula 1, con algunos elogiando la innovación mientras que otros la etiquetan como una sobrerreacción.
A medida que se desarrolla el GP de Mónaco en medio de crecientes tensiones y cambios regulatorios, las apuestas son más altas que nunca en el prestigioso circuito urbano. Con los pilotos llevando los límites al máximo y la controversia en aumento, la FIA enfrenta una presión creciente para garantizar la seguridad y la integridad de una de las carreras más anticipadas del calendario de Fórmula 1.