La carrera Sprint de Miami estuvo llena de drama, ya que el Ferrari de Charles Leclerc chocó contra la pared antes de que comenzara. El desconcertante incidente dejó a todos atónitos mientras el piloto monegasco luchaba con neumáticos intermedios en una pista empapada durante la vuelta de alineación.
El director del equipo, Frederic Vasseur, asumió la culpa por el percance, revelando que fueron sorprendidos por la repentina lluvia. A pesar del desafortunado giro de los acontecimientos, Leclerc reconoció su error y aceptó la plena responsabilidad por el choque.
La escena caótica se desarrolló cuando Leclerc perdió el control de su SF-25 en la recta, haciendo que el coche fuera incontrolable para la carrera del sábado. Vasseur explicó de manera franca la situación, destacando la incapacidad del equipo para cambiar a neumáticos de lluvia completa una vez que estaban en la pista.
Incluso Lewis Hamilton intervino, expresando incredulidad sobre la decisión de enviar a los pilotos con neumáticos intermedios en las difíciles condiciones. El error de juicio llevó a un final prematuro de la carrera Sprint de Leclerc, desatando debates y discusiones entre aficionados y expertos por igual.
El giro inesperado en Miami sirve como un recordatorio contundente de la naturaleza impredecible del automovilismo, donde decisiones de fracciones de segundo pueden hacer o deshacer una carrera. A medida que se asienta el polvo sobre la temprana salida de Leclerc, todas las miradas se dirigen al próximo Gran Premio, donde la redención y la recuperación están en juego.