En el despiadado mundo de la Fórmula 1, una rivalidad ha estado gestándose entre bastidores, y no solo en la pista de carreras. La animosidad entre el CEO de McLaren, Zak Brown, y el Director del Equipo Red Bull, Christian Horner, ha alcanzado un punto de ebullición, con Brown admitiendo que «no hay amor perdido» entre los dos.
A lo largo de su tiempo en el mundo de alta presión de la Fórmula 1, Brown y Horner han chocado con frecuencia. Brown, en términos inequívocos, expresó su desaprobación por el estilo de gestión de Horner en Red Bull, subrayando su falta de admiración por la forma en que Horner ‘actúa’.
La temporada pasada, Brown no se contuvo al expresar sus críticas sobre el liderazgo de Horner en Red Bull, particularmente en relación con la pequeña violación del equipo a las regulaciones del límite de costos de 2021. Esta violación resultó en una multa sustancial para el equipo y una reducción en su tiempo permitido en el túnel de viento.
Además, la fricción escaló cuando Brown pidió mayor claridad en relación con una investigación interna sobre el presunto comportamiento controlador de Horner hacia un empleado. Aunque Horner fue absuelto de cualquier mala conducta por Red Bull GmbH, la empresa matriz, el incidente solo tensó aún más su relación.
A pesar de la atmósfera tensa, surge la pregunta de si hay algún elemento de teatralidad en su disputa, una posibilidad que Brown negó fervientemente. En cambio, enfatizó la importancia de tales rivalidades en el deporte, destacando que añaden una capa de intriga y complejidad.
En una industria caracterizada por la competitividad y las altas apuestas, las rivalidades no son poco comunes. Algunas son amistosas y se centran en el deporte, mientras que otras, como la de Brown y Horner, pueden ser más acaloradas.
El verano pasado, Brown compartió de manera franca las razones detrás de su relación tensa. A pesar de una tregua temporal después del Gran Premio de Singapur del año pasado y el mensaje de felicitación de Horner por la victoria de McLaren en el título de Constructores en Abu Dhabi, su rivalidad sigue muy viva.
Una de las principales críticas de Brown gira en torno al modelo de propiedad de múltiples equipos de Red Bull, con Red Bull y Racing Bulls operando bajo el mismo paraguas corporativo, aunque compitiendo de manera independiente.
En una conversación reveladora el año pasado, Brown no se contuvo al criticar las justificaciones de Horner respecto a la violación del límite de costos de Red Bull. Brown, quien conoce a Horner desde hace casi tres décadas, expresó su decepción por la falta de transparencia y responsabilidad.
Enfatizó la importancia de la integridad y la honestidad en el deporte y declaró que cualquier violación del límite de costos, si no se toma en serio, socava los valores fundamentales de la Fórmula 1. Para Brown, su franqueza no se trata de vendettas personales, sino de proteger el deporte que ama.
Si bien su postura firme puede no hacerlo la figura más popular en el pit lane, Brown afirma que su prioridad está con McLaren, sus aficionados y socios. A medida que la rivalidad entre estos dos titanes de la Fórmula 1 continúa desarrollándose, una cosa es cierta: el deporte sigue siendo tan atractivo como siempre, tanto dentro como fuera de la pista.