Los pilotos de rally del Campeonato Mundial de Rally (WRC) han expresado su disenso sobre la reciente prohibición de insultos impuesta por la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Han denunciado esta medida como irrealista, manifestando preocupaciones sobre las posibles sanciones severas por lo que es, en esencia, una reacción emocional en un entorno de alta presión.
La nueva regla, destinada a limitar el uso de groserías durante las transmisiones oficiales y las interacciones con los medios, ha recibido críticas de muchas de las figuras más destacadas del deporte. Los críticos argumentan que la regla no tiene en cuenta la naturaleza inherentemente de alta presión de las carreras de rally y las emociones crudas que evoca. Muchos opinan que la decisión de la FIA está desconectada de las realidades de las carreras competitivas, calificándola de innecesaria y desactualizada.
La prohibición de insultos es parte de la iniciativa más amplia de la FIA para fortalecer el profesionalismo en el automovilismo y proyectar una imagen amigable para la familia. Se espera que los pilotos controlen su lenguaje durante las entrevistas oficiales, los mensajes de radio del equipo y las celebraciones en el podio.
Sin embargo, la aplicación de esta regla ha generado un debate. La comunidad de rally está llena de preguntas sobre la practicidad de la regla, dada la intensa naturaleza de su deporte, y los métodos que se utilizarán para hacerla cumplir.
Varios pilotos del WRC han criticado abiertamente la prohibición de insultos, afirmando que es irrealista esperar que los pilotos censuren su lenguaje en situaciones estresantes. Entre los críticos se encuentra el piloto de Hyundai, Thierry Neuville, quien argumenta que el intento de controlar el lenguaje es innecesario, ya que las emociones son una parte natural de las carreras.
“Cuando salimos de un coche después de casi chocar contra un árbol a 180 km/h, a veces se nos escapa una palabra. Es parte del deporte”, declaró Neuville, enfatizando que los pilotos son humanos, no robots.
Kalle Rovanperä, el actual campeón del WRC, también cuestionó las prioridades de la FIA. Sugerió que en lugar de centrarse en el uso de lenguaje inapropiado, el organismo rector debería concentrarse en aspectos que impacten directamente en la competición, como las mejoras en la seguridad y el aumento de la competitividad.
La incertidumbre también pesa sobre cómo la FIA planea hacer cumplir la regla y las sanciones por violaciones. Las especulaciones sobre posibles multas o incluso sanciones deportivas para los infractores solo han aumentado las frustraciones de los pilotos. Muchos están preocupados de que las sanciones podrían ser desproporcionadamente severas por algo tan trivial como un estallido espontáneo.
Los críticos también han señalado un aparente doble rasero en el automovilismo, ya que la Fórmula 1, otro deporte gobernado por la FIA, no ha implementado regulaciones tan estrictas respecto al lenguaje. Se ha observado que los pilotos de F1 a menudo utilizan lenguaje inapropiado durante las comunicaciones por radio del equipo y en entrevistas sin enfrentar ninguna consecuencia. Esto ha planteado preguntas sobre si los pilotos de rally están siendo injustamente señalados.
La reacción de los pilotos podría obligar a la FIA a reconsiderar su postura. Si bien el profesionalismo en el deporte es primordial, regular las reacciones emocionales en un entorno tan intenso puede no ser el enfoque más efectivo. Algunos han propuesto que la FIA podría establecer directrices que permitan expresiones naturales de emoción, pero desincentiven el lenguaje excesivo u ofensivo en entornos oficiales.
A medida que comienza la temporada 2025 del WRC, la controversia en torno a la prohibición de groserías de la FIA no parece que se disipe pronto. Los pilotos del WRC están evidentemente descontentos por la restricción de su libertad de expresión en situaciones de alta presión. Si la FIA atenderá sus preocupaciones o mantendrá su postura será un punto significativo de discusión a medida que avance la temporada.