Henry Ford, el industrial pionero que revolucionó el transporte y fundó la Ford Motor Company, dejó un legado que transformó el mundo. Pero mientras su nombre está inmortalizado en los anales de la historia, uno de sus artefactos más significativos—el trofeo de su primera victoria en una carrera en 1901—sigue envuelto en misterio. Más de un siglo después, la estrella de NASCAR y copropietario de RFK Racing, Brad Keselowski, ha reavivado el interés en esta reliquia perdida, con algunas revelaciones sorprendentes.
La victoria revolucionaria de Henry Ford
En 1901, un joven y decidido Henry Ford ingresó al mundo de las carreras con un punto que demostrar. Conduciendo su auto construido por él mismo, Sweepstakes, Ford logró la victoria en una carrera histórica que serviría como trampolín para su imperio automotriz. La victoria no solo consolidó su reputación como innovador, sino que también atrajo a los inversores necesarios para establecer la Ford Motor Company.
Sin embargo, el trofeo que Ford recibió por su victoria—un impresionante juego de tazones de cristal—desapareció en la oscuridad. Su paradero ha permanecido como un misterio durante más de un siglo, intrigando a historiadores y coleccionistas por igual.
Surge una foto rara
La intriga se profundizó recientemente cuando el ejecutivo de marketing retirado Kevin Kennedy compartió lo que se cree que es la única fotografía conocida del elusivo trofeo en X (anteriormente Twitter). La imagen muestra un elegante y exquisitamente diseñado tazón de cristal para ponche, que se rumorea que fue fotografiado por el propio Henry Ford.
Brad Keselowski, quien tiene una inclinación por la historia de los deportes de motor, volvió a publicar la imagen y lanzó una bomba sobre el valor potencial del trofeo.
“Increíble, nunca he visto una foto del infame set de tazón de ponche @Ford”, escribió Keselowski. “Creo que este trofeo vale al menos $10M, tal vez hasta $100M para el coleccionista adecuado. Su ubicación es un misterio perdido en el tiempo.”
Por qué el trofeo es importante
El set de tazón de ponche no es solo una pieza de memorabilia de Ford; es un símbolo de un momento crucial en la historia automotriz. El triunfo de Ford en las carreras en 1901 demostró la viabilidad de su visión de ingeniería y allanó el camino para la creación de la compañía que cambiaría para siempre el transporte. Poseer este artefacto sería como tener la Mona Lisa de las reliquias del automovilismo.
Keselowski elaboró sobre la importancia del trofeo durante una reciente aparición en el podcast Dale Jr. Download. Explicó cómo la victoria solidificó la reputación de Ford como un innovador audaz, cerrando la brecha entre las carreras y la incipiente industria automotriz.
¿Qué lo hace valer hasta $100M?
La valoración de Keselowski del tazón de premios como un artefacto de $10M a $100M refleja su importancia histórica y cultural. Para los coleccionistas e historiadores, la combinación de rareza, conexión con Henry Ford y su papel en el amanecer de los automóviles modernos eleva el trofeo a un estatus casi invaluable. Si se encontrara, probablemente se convertiría en uno de los artefactos automotrices más valiosos que existen.
Darren Rovell, un reconocido analista de negocios deportivos y coleccionista, también ha expresado interés en la historia del trofeo, añadiendo combustible al fuego de la especulación sobre su posible valor.
Un misterio perdido en el tiempo
El paradero del trofeo sigue siendo desconocido, sin pistas concretas sobre su ubicación actual. Algunos creen que todavía puede estar en posesión de los descendientes de Ford o escondido en una colección privada, mientras que otros piensan que se perdió o se destruyó a lo largo de las décadas. La foto compartida por Kennedy, supuestamente de la colección del propio Ford, ofrece un vistazo tentador a lo que aún podría estar ahí fuera.
¿El misterio mejora su legado?
El trofeo desaparecido añade una calidad casi mítica a la historia de Ford. La idea de un artefacto de $100M vinculado a los orígenes de una de las marcas más icónicas de la historia captura la imaginación de aficionados, coleccionistas e historiadores por igual. Su ausencia solo amplifica su atractivo, consolidando su lugar como uno de los mayores misterios sin resolver en la historia del automovilismo.
Para Brad Keselowski, el descubrimiento del tazón de ponche representaría más que solo un hallazgo histórico—sería un puente entre el pasado y el presente de un deporte que debe gran parte de su existencia al espíritu pionero de Henry Ford.